Dani y Susana se alejaban en su yate hacia el horizonte
junto a Roberto y Amanda. El grupo de amigos que se habían hecho durante el
incremento de su imperio y la adquisición de su última isla, lejos de su hogar
natal, les hacía sentir extremadamente orgullosos de sus logros. Sentían la
pérdida que habían causado a algunas familias teniendo que reconocer que "democracia" era una palabra inventada, pero sus conciencias estaban completamente
tranquilas; y si alguna vez eran perturbadas tenían un montón de dinero con el
que podían pagar a cualquiera que les ayudase a conciliar el sueño.
Sus familias habían brindado por sus logros y guardado bajo
llave las vergüenzas de alguno de sus métodos sin haber perdido la humanidad al
sonrojarse ante los escasos encuentros con alguna de las familias perjudicadas tras el súbito ascenso de sus hijos. También recordaban que por suerte para
todos ellos muchos de los secretos nunca serían revelados, financiando así su
inmenso poder. Un poder y patrimonio que sólo alcanzaban a imaginar los más
allegados y sus vecinos de toda la vida ya que conservaban el aparente simple
estilo de vida que siempre habían llevado, sirviendo de magnifica tapadera a los
ojos curiosos del exterior.
El yate llegaba al puerto de su nueva isla mientras todos
sus amigos les saludaban. Después de los acalorados saludos y las bienvenidas
alguien les recordó la incómoda noticia del entierro al que tendrían que acudir
en pocas semanas.
-¿Alguien sabe por qué lo han podido retrasar tanto?-preguntó
Susana ante la incomodidad de tener que acudir al entierro de aquella persona
que ya casi habido podido olvidar – estará decrépita y encima olerá fatal-
comentó sin poder disimular su descontento ante la noticia que ya le había
fastidiado el día.
-¿Qué más te da? Será un rato y se acabó- comentó Amanda
recordando levemente a aquella chica a la que no habían visto en años- de todas
formas si no teníais contacto con esa tal Cristina ¿Por qué os han avisado de
su muerte?- preguntó.
-¿No te acuerdas?. Nuestras familias se conocían, ya sabes,
a vista de todos por simple coincidencia. La trama familiar se enraíza en un
bosque de espinas que no quiero destapar- dijo sin poder mirarla.
Dani que estaba asegurándose de que el yate estaba bien
amarrado escuchaba aquella conversación mientras una sensación de pena y
arrepentimiento le recorría el cuerpo.
-No te preocupes. Con un par de copas se arregla todo-
exclamó Chino que se había percatado del cambio de cara de su amigo- cuéntame
el problema y lo ahogamos en alcohol- le propuso.
-Tengo una familia perfecta y una isla tan grande como el
dinero que poseo ¿Qué problema quieres que ahogue?- le respondió tras una
carcajada.
El grupo eufórico dejó el muelle para adentrarse en el
pueblo donde se entretuvieron en los diferentes puestos del mercado mientras
esperaban que el mini-bus del hotel les viniese a recoger.
-¿Te crees las habladurías que se cuentan sobre la muerte de
Cristina?- preguntó Paula que había estado escuchando la breve conversación
entre las dos chicas.
-Seguro, no tenía muchos amigos y todos sus novios conocidos
eran lo más parecido a retorcidos psicópatas- se apresuró a responder Susana
mientras se entretenía probándose anillos en uno de los puesto del mercado.
-¿Dicen que fue uno de sus antiguos novios quien se la
cargó?- preguntó Amanda sorprendida.
-Se rumorea que un tal Francisco…un ser de lo peor que había
estado estafando a grandes criminales, resbaló en uno de sus negocios y Cristina
se encontró en fuego cruzado- resumió Susana cambiando de puesto.
-¡Ese loco! No hacía más que perseguirla allá donde fuese.
Mientras estaba con ella "manejaba" a unas cuantas de sus supuestas amigas... y
encima la robaba dinero a Cristina…eso cuando salían oficialmente. Después de
dejarlo el siguió rondándola como perro enloquecido por alguna extraña
enfermedad neuronal intentando arrinconarla con un sin fin de juegos alrededor
de ella. Todo para controlarla…un personaje de lo más asqueroso. Lo mejor fue
cuando se hizo pasar por uno de los "nuevos" novios de ella…!uff! las historias
de como intentaba acercarse a ella son de lo más desagradables-
relató Chema a las chicas que escuchaban atentamente mientras caminaban entre
los puestos.
-Y tu…¿cómo sabes eso?- preguntó una de ellas
-Ya sabes, coincidencias…nuestras familias se conocen.
Aunque mantenemos una distancia prudencial. Tienen unos buenos asesores que les
han sacado de algunos casos muy turbios, aunque creo que en el último que se
han visto involucrados no han tenido tanta suerte. Además, no pueden acudir a la
policía porque aunque su padre está trabajando para la nacional los asuntos en
los que está metida la familia son a nivel internacional, y por lo que cuentan, buscados por mafias que ni se sabe que existen. Hace unas semanas le entraron
en medio de la noche solo para asustarles…o eso cuentan las malas
lenguas-explicó Chema
-Sabías que tiene una de las casas que le pertenecía a
Cristina, ¿verdad?... El o alguien de su familia- exclamó una voz detrás suyo.
Todos se giraron para reconocer a uno de los nuevos amigos de Dani. El grupo se
cayó y prosiguió andando a través del mercado.
-¡Chicos!, el mini-bus – gritó Dani intentando llamar la
atención de todos.
Al llegar al hotel se encontraron con Elsa, socia de la
pareja en mucho de los negocios como muchas otras compañeras de la escuela de
Susana.
-¡Hola a todos y bienvenidos al hotel “El rincón”! espero
que hayáis tenido un buen viaje- recitó Elsa repitiendo la bienvenida con la
que saludaba a todos los clientes que llegaban.
-Menos rollo que ya nos lo sabemos- la cortó abruptamente
Sheila tirando su equipaje.
-Me imagino-contestó Elsa reconociendo el tono de desaprobación
hacia su persona que Sheila normalmente mostraba con ella y la mayoría de sus
compañeras de colegio- podéis encontrar las llaves de vuestras habitaciones en
el mostrador de recepción.
-Me dijeron que había una reunión de muchas chicas de las
Mercetarias, ¿es cierto?- preguntó Susana.
-Sí, me pidieron alojamiento en otro de los hoteles de la
isla. Se han reunido un grupo bastante grande para celebrar el éxito de los
negocios que tenéis conjuntamente en la inversión que hicisteis en aquel
negocio de frutas- explicó Elsa- querían darte una sorpresa y, seguramente, ponerte al día de los cotilleos de algunas de las otras compañeras que
siguieron otros negocios- añadió Elsa.
-Nooo, ¿otra vez con la banda de Lagur y las drogas?- exclamó
Susana sorprendida- pensé que después que todos ellos se casaron y tuvieron
hijos se calmarían.
-¡Qué va! Al parecer están metidos en lios muy raros
relacionados con los narco. Ella, su familia…¿ te acuerdas de Jotín y Canil?-preguntó
Elsa.
-Siii, no me digas más. Me imagino lo que sigue. Ya tenían
su mini-mafia en su día así que supongo que hayan engordado lo suyo con los
años- afirmó Susana- no quiero saber mejor mantenerme alejada de todo aquello.
-Ya, nadie supo que paso con el hermano de Cristina
entonces- dijo Elsa apenada acordándose de que tampoco nadie sabía nada de
Cristina ahora.
-Familia rota y maldita- espetó Susana esperando zanjar el
tema que parecía quería amargarle las vacaciones.
-Tengo las llaves de nuestra habitación, muchas gracias
Elsa- se apresuró a decir Dani intentando suavizar aquel momento.
-Me acaba de llamar Varo desde su nuevo palacete- anunció
Chino entre risas- se reunirá con nosotros tan pronto llegue la manada de
yeguas que ha comprado.
-Ese sí que se lo montó bien- chilló Chema-¡menudo cabrón se
ha hecho de oro!
-El y su familia cariño- anunció Sheila- pero creo recordar
que a ti tampoco te ha ido mal…¿cómo decías?...!ah! sí, “pregúntale los
resultados al señor Carlos”…!qué asco me dais a veces!- exclamó Sheila cortando
la posibilidad de que los comentarios de Chema se ramificasen en una vomitada
de tonterías.
-A veces me alegro de que Cristina muriese antes de destapar
lo mal que huele el azul del mar y la suciedad de la blanca espuma- añadió
Sheila para sí misma.
Recogieron sus llaves y se dirigieron a sus habitaciones no
sin antes concretar la hora en la que se encontrarían para comer todos juntos.
Las horas pasaron mientras unos deshacían el equipaje y
otros se dedicaban a explorar las inmediaciones del hotel. Llegó la hora de
comer y como habían acordado con anterioridad se encontraron en el comedor.
Repasaron brevemente todas las actividades, entre bromas y risas, que habían
acordado querían disfrutar mientras estaban allí. El postre y el café dejaron
paso de nuevo a los cotilleos del pasado que tanto incomodaban a Susana.
-¡Susana!!Hola!- exclamó una voz al final del comedor. Todos
desviaron la vista hacia la procedencia de la voz, sin reconocer a aquella
chica rubia de pelo rizado.
-¡Hola Clara!- exclamó Susana extrañada que se levantó para
acercarse a ella y conversar lejos de las miradas de sus otros compañeros.
Elsa se detuvo en el comedor, iba de camino a la cocina
cuando vio a Clara y Susana hablando juntas. No la extraño la presencia de
Clara que ya había llegado hacía un par de días y tuvo tiempo suficiente
entonces para inquietarse por su presencia. Pero si la impacto verla hablando
tan desenvueltamente con Susana.
-Habían acudido al
mismo colegio todas pero no se acordaba de que hubiesen tenido más en común que
la misma entrada al colegio ¿ De qué se conocerían? –se preguntaba Elsa
observándolas desde la distancia.
El grupo se incorporó y acordaron encontrarse en la
recepción del hotel en diez minutos.
-Hemos quedado en unos minutos en recepción, voy a la
habitación para recoger unas cosas- dijo fugazmente Dani a Susana al pasar
junto a las dos chicas intentando no entrometerse en aquella conversación.
-De acuerdo- respondió ella con la misma rapidez sin apartar
su mirada de Clara.
-Me voy ahora mismo. Mi avión sale en unas horas. Pero me
enteré que ibas a aparecer brevemente por aquí así que intenté venir para …
bueno quería pedirte. Entiendo los problemas que te cause en el pasado pero
sabiendo la posición en la que estas ahora me gustaría intentar que dejases
nuestras diferencias a un lado y pudieses dar una oportunidad a mi hermano-
rogó sin poder mantener la mirada de Susana.
-Después de cómo tu madre utilizó su influencia en el
colegio y su cargo de profesora para falsificar y amañar todas aquellas notas
me pides… ¿oportunidades de trabajo?¿cuantas oportunidades crees que suprimió
tu madre y sus cómplices?¿cuantas autoestimas han sido pisoteadas para inflar
el buche de unos cuantos niñas y niños de padres privilegiados en ese
colegio?...-
-¡Ya, lo sé!- exclamó Clara cortando aquella humillación-…y
siento no solo lo que pasó entonces, que tampoco tuve nada que ver, sino
continuar con la farsa años más tarde... como seguramente lo sientan algunas de
mis compañeras…de verdad- terminó encontrando su mirada.
-Habla con Elsa para que te facilite el teléfono de las
oficinas principales, quizás haya algo en alguno de los buque pesqueros del
ártico para …David se llama tu hermano ¿verdad?- se apresuró a decir Susana.
-Vale, la preguntaré. Y de verdad...las demás están
arrepentidas. Bárbara me manda recuerdos para ti y me pidió que te diga
que…-Clara paró sin saber cómo continuar- recuerdes que aunque algunas estén
disfrutando de lo que consiguieron entonces todas han pagado de una forma u otra- terminó diciendo.
-Me da igual. Poco me importa-concluyó Susana cansada de
recordar el pasado- espero que tengas un buen viaje.
Susana subía las escaleras de camino a su habitación por no
esperar el ascensor acordándose de todas aquellas chicas: Patricia, Elena,
Bárbara, Clara, Cristina, Verónica, …la lista de las 42 chicas que componían la
clase del 81 era larga y llena de traiciones, tantas como las clases de
cualquier otro año.
Las semanas pasaron tan fugaces que sintieron llegara el
final de aquellas vacaciones y tuvieran que regresar a su ciudad natal,
sobretodo porque lo que les esperaba era aquel entierro al que ninguno parecía
querer acudir.
Llegó el día del entierro y todos se encontraron en la
entrada de aquel tanatorio. Se dirigieron a la sala correspondiente para
mostrar sus condolencias a la familia y conocidos, sin embargo se encontraron
con la sorpresa de la escasa afluencia en aquella sala. Como era de prever
Cristina no estaba visible, después de tantas semanas tras su muerte el estado
de su cuerpo no podría estar en óptimas condiciones. Susana encontró
rápidamente a uno de los familiares de Cristina y se aproximó a ofrecerle su
pésame mientras los demás deambulaban por aquella sala prácticamente vacía.
-Vámonos, ya es triste la situación como para tener que
llenar una sala fría y vacía- dijo Susana a Dani cuando acabo de hablar con el
familiar de Cristina. Salieron del tanatorio y se dirigieron al bar más cercano
para tomar un aperitivo antes de que cada uno regresara a sus respectivos
hogares.
-Me parece raro que estuviese tan vacío. El día que han
elegido y la hora son perfectos para que hubiese acudido un montón de gente-
comentó Chema expresando su sorpresa.
-Ya, cuando fui a darle el pésame a uno de sus familiares no
paro de quejarse de la poca afluencia. Al parecer por mucha gente que hubiese
conocido en su vida los últimos años los paso recluida debido a su enfermedad.
Y aunque yo sé que su familia en bastante grande creo que ella jamás lo supo.
No tuvo una familia muy sincera- resumió Susana con la mirada perdida mientras pegaba un sorbo a la copa que le
acababa de traer el camarero.
-La verdad es que conmigo desconectó completamente sin dar
explicaciones- añadió Sheila
-La enfermedad…quizás prefería estar sola- susurró Susana
con la mirada fija en el horizonte.
El ruidoso despertador sobresaltó a Cristina. Su profundo
sueño no se esperaba aquel repentino sonido.
-Menudo sueño más
extraño. ¡Y parecía tal real! Como si estuviese allí- pensaba Cristina
mientras se incorporaba frotándose los ojos.