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viernes, 31 de enero de 2014

Ana. Capítulo 1. Laberinto emocional

Siempre había mantenido su relación con Calvin en secreto. Eran unos niños cuando comenzaron a hacerse inseparables. Los juegos de niños desembocaron en travesuras de adolescentes; pero la llegada de Eduardo al pueblo lo cambio todo. Se incorporó al instituto el último año antes de acabar el bachillerato, coincidiendo en la misma clase que Ana y Cristina. Desde el principio fue el objetivo de todas las chicas, la novedad en un pueblo tan pequeño tiene su precio y Eduardo lo pagaba sin pena ni remordimientos. Enseguida se acostumbró a la popularidad aprendiendo a utilizarla a su favor, o eso parecía en un principio. Más tarde se descubrió que la "nenagenda" no había empezado en aquel pequeño pueblo.

Ana no tardó mucho en enredarse con sus encantos. La experiencia de Eduardo y el gran afecto que Ana sentía por Calvin hicieron que las dos relaciones viajaran en paralelo. Aunque siempre fue la complicidad con Calvin más serena que los intermitentes alti-bajos a los que Eduardo la arrastraba. También era cierto que la atracción física que sentía por Eduardo era lo que les mantenía unidos tanto como lo hacía la amistad con Calvin. 

Sin embargo, en los últimos años el interés de Eduardo por Ana había pasado de "quedamos porque te deseo" a "quedamos porque deseo a alguien y vas a servir de repuesto". Lo que hizo que Ana comenzase a evitarle sutilmente. Aunque la evidencia estaba cada día más clara, sobretodo después de que Ana conociese a Max.  

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