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sábado, 1 de febrero de 2014

Cristina. Capítulo 2. El inesperado viaje

Estaba amaneciendo cuando sonó un breve timbre. Cristina, todavía dormitando en la cama, levantó levemente la cara y vio la pantalla de su móvil iluminada. Se incorporó y alcanzó el móvil que por error había dejado encendido toda la noche. Después del programa de la noche anterior se había olvidado de todo, abandonándose a un ir y venir de pensamientos y análisis del panorama actual. Quizás fuese ese el resultado de su singular sueño: "Un profundo y exhaustivo sobreanalisis de la basura política a altas horas de la madrugada crean, como efectos secundarios, un dejá-vu sin sentido a universos y tiempos perdidos". 
Abrió el mensaje en su móvil.

Mandé una carta a Max. Me acaba de contestar invitándome a su casa.Ana

El mensaje era claro. Ana, por fin, había recibido su tan ansiada respuesta. Había tardado semanas en poder llegar a pedir abiertamente la dirección de Max. Después de haber intentado encontrar su número en el móvil de Cristina, rebuscar en su agenda e intentar sonsacarla información con rodeos inútiles no tuvo más remedio que pedírselo abiertamente. Más tarde confeso avergonzada sus intentos, humillada tras descubrir que el móvil era algo que Cristina llamaba "encriptado" y la agenda no era verdadera. En aquel momento Ana aceptó la dirección sin preguntar por el número de teléfono. Sentía tanto apuro por su comportamiento ante algo tan simple como pedir un número de teléfono que cambió de tema tan rápido como tuvo una manera de encontrarle en sus manos. Hubiese preferido en mensaje rápido y sencillo pero la dirección era mejor que prolongar aquel bochorno.

Cristina no entendía porque tanto rodeo para contactar con alguien. Entendía que no se conocían mucho pero sabía que Max era muy abierto y le encantaba la compañía femenina por lo que no hubiese habido ningún problema por su parte. Además estaba completamente segura de que Ana sabía que si le hubiese pedido el teléfono, Cristina se lo habría proporcionado. Sin embargo, había preferido reptar para conseguir la información...

Ana comprendía que Cristina la mirase con cierto recelo después de su comportamiento. Había obrado mal, pero no todo el mundo era tan sincero como Cristina. 

Otro breve sonido anunció la entrada de otro mensaje.

¿Sigues enfadada por mis maneras de obtener el número de Max?. Ana.

La verdad es que enfadada no estaba. La había molestado más el acercamiento que tuvieron el verano que Max pasó en el pueblo. También le había producido cierta curiosidad su repentino interés después de tanto tiempo. Pero lo demás le había parecido una chiquillada. 
-¿Que habrá detrás de ese viaje tan inesperado?- se preguntaba Cristina recordando la explicación de Ana sobre su súbito interés. Un simple viaje para hacer algo de turismo fue la respuesta de Ana, pero Cristina sabía que Ana no solía "hacer turismo". 
El móvil volvió a sonar. Otro mensaje había llegado.
He recibido una carta de tu amiga Ana. La invité a que se quedase aquí si venía de visita. Quizás tu puedas acompañarla. Max.

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