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miércoles, 12 de febrero de 2014

Cristina. Capítulo 4. Viaje

-Aquí tienes otra para tu colección- le había dicho Eduardo ofreciéndola una tarjeta de la cafetería-heladería LA BELLA VENEZIA mientras Cristina se dedicaba a copiar algunas de las frases de aquella mesa en una servilleta.
-¿Qué haces?! Si no entiendes la mitad de lo que escribes! - exclamó Eduardo al verla tan concentrada con las frases de aquella mesa.
-Por eso lo hago, para buscar lo que significa y entenderlo la próxima vez - le contestó a un Eduardo que no paraba de sonreirla.

La tarde había pasado tan rápido que se sorprendió cuando salieron de LA BELLA VENEZIA y descubrió que la noche ya había cubierto la ciudad.
Había empezado el día intentando buscar la tarjeta de la tienda LASOLA, y había acabado con dos tarjetas y una servilleta llena de frases en todos los idiomas que podía llegar a reconocer.

Cuando Eduardo la dejó en su casa eran cerca de las doce de la noche.
-¿Quieres que me quede a dormir o ya pasaste la etapa del miedo a la oscuridad? - le dijo Eduardo al despedirse.
-¿Quieres que te llame mañana o todavía te da pánico el compromiso? - contestó Cristina, ya de espaldas a él, despidiéndose con la mano en la que portaba las llaves de su casa.
El tintineo de las llaves cesó tan pronto como Cristina escuchó el golpe de la puerta del coche seguido de un acelerón.
-!Será borde!- exclamó Cristina observando como el coche desaparecía al final de la calle.

Estaba abriendo la puerta de su casa cuando decidió que antes de visitar a Max iría a visitar a otro viejo amigo que vivía en Tandersa. Hacía bastante que no se veían pero Cristina sabía que sus puertas siempre estaban abiertas para ella.

-Le escribiré mañana y me iré una temporada a Tandersa- pensó mientras cerraba la puerta tras de sí.

De repente el móvil anunció la entrada de un mensaje.
Son las 12.01. Oficialmente YA es mañana. ¿Cual es tu respuesta a mi pregunta?. Eduardo 

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