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sábado, 22 de febrero de 2014

Cristina.Capítulo 6. La estación

Llegó a la estación justó antes de que el tren que se dirigía a Tandersa parase en el andén. No era la primera vez que viajaba a la ciudad en tren y sabía que todos paraban 15 minutos antes de continuar hacia Tandersa. Comprobó que el número de su billete era igual que el de la pantalla y se apresuró al andén.

Tan rápido como encontró el asiento asignado en su billete y se acomodó llamó a Sián.

-Hola, Sián- dijo Cristina al notar que habían descolgado el teléfono al otro lado.
-Hola, fea...digo...guapa...- contestó riéndose - !cuanto tiempo sin oir tu voz!- añadió tan alegre como siempre. Era impresionante lo jovial  y vivaracho que podía llegar a ser, sobretodo si se tenía en cuenta su enfermedad. Aunque no hacía falta conocer su enfermedad, su apariencia física ya sugería algún problema de salud. Su pálida piel y su delgadez eran un contraste con su carácter. 
-Ja, ja, ja,... muy gracioso...!morenazo! - contestó Cristina.
-!Touché! mon amie - exclamó él.
- Sólo quería llamarte para confirmarte que llegaré a la hora prevista - le explicó Cristina.
-Perfecto, te esperaré en la salida principal de la estación de Tandersa - dijo Sián - ¿te acuerdas dónde está?
-Sí, dónde te vi la última vez, ¿verdad?- confirmó Cristina.
-Exacto, te dejo que disfrutes del aburrido viaje. Voy al supermercado para poder dar de comer a una ocupa que me va a fastidiar la semana- dijo con el mismo tono alegre.
-Ja...ja...ja...pero que gracioso eres- respondió ella.

Se despidieron justo cuando el tren empezó a avanzar. Fue en ese momento cuando Cristina comprobó que tenía tres llamadas perdidas y cuatro mensajes de su amiga Ana. La verdad era que no había hecho mucho caso a su teléfono en los últimos días, el ajetreo de la preparación de aquel viaje la había ocupado bastante tiempo. Tandersa no estaba lejos pero se iba a quedar como mínimo un mes así que debía asegurarse de que llevaba todo lo necesario.
Revisó los mensajes y escuchó las llamadas en el contestador. No parecía ser muy urgente. Aparentemente estaba preparándose para visitar a Max y esperaba poder hablar con ella para hacerle algunas preguntas.

-No entiendo a esta chica. !Ahora que querrá!- pensó Cristina.

Estaba a punto de mandarla un mensaje cuando una voz conocida la sorprendió.

-Vaya, vaya, vaya,...pero que sorpresa. ¿Qué haces tu aquí Cristina? - dijo la voz detrás suyo.

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