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sábado, 26 de abril de 2014

Eduardo. Capítulo 8. El despliegue.

El material del que estaba hecha su prótesis facial empezaba a incomodarle. Nunca le gustó el tener que recurrir al cambio facial para trabajos de incógnito pero se alegró de haberlo hecho esta vez, sus sospechas se habían confirmado : la compañía estaba detrás de los casos que su amigo estaba investigando. Había decidido proceder con mucha cautela, Gustav no podía enterarse de la existencia de la compañía.
Lo que más le había sorprendido fue comprobar que Kendra en persona había acudido a la cita, saltándose todos los posible protocolos de seguridad. También le sorprendió que no se alarmase al ver a "El transeunte", estaba convencido que Kendra le conocía tan bien como todos los de su gremio, y aunque Tandersa no era muy grande, se debería haber supuesto lo que su presencia delataba.

El camarero no tardó mucho en conducir a Kendra hacia el comedor y , como era de esperar, "El transeunte" abandonó el lugar tan pronto como Kendra desapareció tras el camarero. De repente, Eduardo recibió un mensaje. Sacó su móvil del bolsillo al mismo tiempo que pagaba su consumición. 
Ya puedes te mandé las fotos de nuestro último viaje. Disfrútalas. Un abrazo. ET

El mensaje de "El transeunte" declaraba que la información que habían pedido ya había sido enviada a la dirección que le habían facilitado.

Eduardo salió del Il Capriccio de Capri con las llaves de uno de los numerosos pisos vacíos, a la espera de ser alquilado o vendido, que había en aquella ciudad. Vivir permanentemente en un lugar tiene sus ventajas y sus inconvenientes para alguien que se dedicase al espionaje: el incremento del peligro a ser descubierto es una desventaja pero la comodidad de no tener que pasar días investigando los pisos vacíos más cercanos al sitio deseado para después tener que forzar la entrada por unas horas era claramente una ventaja. Hacia tiempo que Eduardo había entablado amistad con uno de los encargados de la agencia inmobiliaria más famosa en Tandersa y, desde entonces, la escusa de necesitar un lugar donde pasar unas horas con su última conquista había sido suficiente para conseguir las llaves de un piso. Lo difícil siempre era conseguir acceder al más cercano del lugar en el que se iban a desenvolver los hechos.

Al llegar al piso encendió el equipo de grabación conectado con las diversas cámaras repartidas por el restaurante Il Capriccio di Capri, la cafetería-heladería La Bella Venezia y las calles adyacentes a ambos establecimientos. A continuación, añadió su móvil a la red descubriendo que había detectado un "intercambio". Abrió la aplicación para descubrir los detalles, observando que había sido producido en Il Capriccio di Capri a la misma hora en la que él había abandonado aquel establecimiento. No aparecían más detalles por lo que debía haber sido un intercambio entre redes bastante seguras o cercanas. Decidió concentrarse en las imágenes de las cámaras del restaurante que enfocaban la mesa de Kendra e intentar obtener más información sobre aquel "intercambio" más adelante.

miércoles, 23 de abril de 2014

Gustav. Capítulo 2. Trabajo de campo ...

El ramo de flores que dejaron en la puerta de Gustav anunciándole la cita al día siguiente en Il Capriccio di Capri y el mensaje que recibió para cubrir otro trabajo en el mismo restaurante y a la misma hora, confirmaban definitivamente las sospechas de la posible conexión entre ambos casos.

Eduardo había decidido no compartir su opinión con Gustav hasta que obtuviesen la información de aquellos dos trabajos. Además, contaban con el tiempo justo para preparar la zona de trabajo de campo: Gustav contacto con uno de los recolectores de nivel 1: "El transeunte", después de haber decidido que Eduardo hiciese de "segunda capa" (una especie de observador de observadores).

-No te preocupes por los detalles del "pre-encuentro", ya estuve en la terraza de ese restaurante italiano ... yo me encargo - dijo Eduardo antes de mandar un mensaje.

-¿Hay algún lugar en esta ciudad que no tengas vigilado? - preguntó Gustav sonriendo.

-Seguridad, me preocupo por la seguridad - le contestó mirando a su móvil mientras tecleaba rápidamente.

                                                        ***

Gustav seguía al camarero, que se había autopresentado como Lucas, con el ramo de flores recibidas el día anterior para Eloisa en una mano y el paquete con la información que iba a entregar en forma de regalo en la otra.

martes, 22 de abril de 2014

Leonidas. Cápitulo 2. "El transeunte"

Leonidas esperaba pacientemente en la terraza del restaurante Il Capriccio di Capri terminando su café mientras leía el periódico esperando que alguno de sus contactos terminase con el trabajo que les había encargado. No tenía mucho tiempo para recabar toda la información, así que esta vez se salto alguno de los pasos de seguridad, y acudió a la recogida de información tras la toma. 

Escuchó el sonido de un móvil.

-¿Si?¿Digamé? - Leonidas abandonó brevemente su lectura dirigiendo su atención hacia aquel sonido seguido de aquel saludo ... era "El transeunte", uno de los pocos recolectores bien conocidos en el gremio de los detectives, en el que Leonidas se había empezado a introducir para poder completar alguno de los trabajos para su maestro. "El transeunte" era la persona idónea para los trabajos rápidos y de nivel 1: encargos de última hora sin peligro. Quizás por esta razón era conocido.

- ... !Si!, sin problema. Estaré allí en unos minutos -concluyó antes de continuar su camino perdiéndose entre la multitud.

Leonidas continuó mirando el periódico tras escuchar aquella conversación observando de reojo como "El transeunte" se alejaba. De repente su móvil vibró ... 

-Ya llegó la información de "El transeunte"- pensó mientras continuaba, aparentemente, leyendo el periódico.

domingo, 20 de abril de 2014

Dr. Mirtel. Capítulo 6. El Lector

Llegó al centro comercial y se acercó al establecimiento anunciado en la revista que había adquirido. La colección anunciada ya estaba colocada estratégicamente a la entrada del establecimento. El Dr. Mirtel observó la zona decorada con las prendas del color elegido para representar aquella primavera.

- Buenos días- escuchó a sus espaldas- ¿puedo ayudarle en algo?- continuó la joven dependienta que el Dr. Mirtel se encontró al mirar hacia el lugar de dónde provenía aquella voz.
-Buenos días- respondió confundido el Dr. Mirtel intentando encontrar alguna conexión que le diese más información y le ayudase a entender hacia donde debía dirigirse - estaba mirando la nueva colección - concluyó.
-!Ah! en ese caso aquí tiene más información -respondió la joven mostrándole la revista del aquel establecimiento -Ya hemos recibido la mayoría de las prendas que comprenden está colección de primavera, y las restantes las iremos recibiendo durante esta semana - explicaba la joven señalando la zona elegida para mostrar aquella colección - Puede quedarse con esta revista si lo desea u obtener una de las copias que tenemos en los stands repartidos por todo el establecimiento - concluyó.
-Muchas gracias-contestó el Dr.Mirtel alcanzando con su mano la revista que descansaba en las manos de aquella dependienta.
-Un placer. Espero que encuentre lo que busca - respondió la dependienta cediéndole la revista antes de perderse por uno de los pasillos del establecimiento.

El Dr. Mirtel contempló aquella copia. Los mismos modelos y complementos que ya había visto en la revista que él había adquirido previamente. De repente, unas voces le empujaron a fijar su vista en un par de jóvenes que, a la entrada del establecimiento, rodeaban uno de los stands.

-!Ves! !Te lo dije! Estos códigos QR se van a convertir en una revolución. Las utilidades que tienen hoy en día no son nada en comparación con lo que se va a poder lograr con ellos en el futuro- clamaba eufóricamente uno de los jóvenes mientras sostenía una de las copias de aquella revista.

El Dr. Mirtel se fijó en la copia que tenia en sus manos y observó el código QR. Sacó su móvil del bolsillo y utilizó el lector de códigos para poder leer la información contenida en aquel dibujo abstracto.

viernes, 11 de abril de 2014

Dr. Mirtel. Capítulo 5. ¿de moda?

Un fuerte grito seguido de una desafinada orquesta de cláxones arrancó al Dr. Mitel de sus pensamientos y especulaciones. Se incorporó acercándose a la ventana y observó la gran fila de coches parados. Los cláxones y el griterío continuaba... 

Dos hombres salieron del primer coche que parecía haberse chocado con uno de los arboles que separaban la carretera y la acera. Otras dos personas emergieron del coche siguiente que había chocado con el primero dificultando así la circulación por esa pequeña carretera unidireccional. Repentinamente, mientras más gente emergía de sus respectivos vehículos obligadamente estacionados, observando la disputa entre los dos primeros, el Dr. Mirtel escuchó el sonido de su móvil. Abandonó la vista desde su ventana para alcanzar su móvil que dejó de sonar tan pronto como su mano lo rozó. Miró la pantalla:
Llamada perdida. Número de móvil oculto.
Una nueva oleada de voces y cláxones desviaron su atención hacia la ventana. Volvió a mirar aquel caos , esta vez reparando en la extraña coincidencia de que todos los vehículos compartían el mismo color: rojo...

Regresó a la mesa donde había dejado la revista y miró fijamente la portada. En un segundo plano, escondida tímidamente tras la noticia principal, la nueva colección de primavera se anunciaba:
Rojo pasión abre las puertas esta primavera
Se acomodó de nuevo en su sofá mientras el ruidoso alboroto continuaba llenando la calle. Abrió de nuevo la revista por la página donde la nueva colección comenzaba: cuatro hojas llenas de modelos, ropa y complementos relacionadas con el color rojo. No parecía haber nada que fuese relevante para complementar la información que necesitaba ... hasta que se fijó en el pie de página de la última hoja de aquella colección:
Esta colección puede encontrarla en los siguientes establecimientos...
Solo uno de los establecimientos de aquella lista estaba en Tandersa y, según anunciaban, estaría disponible aquel mismo día. El Dr. Mirtel no se lo pensó: se incorporó, cogió las llaves de su coche y lo estrictamente necesario para una salida estándar y se dirigió hacia aquel establecimiento.

jueves, 10 de abril de 2014

Rafaello. Capítulo 1. El futuro de Leonidas.

Poco sabía Leonidas de los verdaderos planes que el Profesor Rafaello tenía para él. Aquel joven que había llegado para convertirse en su ayudante era uno de los numerosos candidatos que el grupo de los doce había seguido durante toda su vida.

Cuatro veces al año recibían información sobre recién nacidos de todas partes del planeta, Leonidas había sido uno de esos niños "elegidos". Ninguno de los doce parecía conocer la procedencia de aquella información, aunque no era de extrañar conociendo las directrices de actuación de aquel conjunto. El secretismo que rodeaba a aquel grupo y a cada uno de sus individuos sorprendía al principio pero Rafaello termino entendiendo su importancia. Comprendió que no conocer la verdadera identidad de ninguno de sus camaradas, no tener un lugar fijo de reunión y desconocer los detalles importantes de la mayoría de los "elegidos" que llevaban sus compañeros era esencial para proteger un plan a gran escala del que formaban parte.

Uno de sus compañeros depositó a Leonidas a su cuidado tres años antes de poder conocerle en persona. Parecía tener bastantes cualidades pero fue durante los primeros meses trabajando de ayudante en el departamento de sociología cuando Rafaello comprendió que Leonidas iba a convertirse en una pieza fundamental para el grupo de los doce.

sábado, 5 de abril de 2014

Leonidas. Cápitulo 1. Sociología

Llevaba semanas documentándose sobre los tres objetivos que su superior le había facilitado para la preparación de su presentación. Eran escasas las ocasiones en las que su superior le encargaba este tipo de estudios y sabía que tales encargos no eran nada comunes dentro de su gremio pero los resultados de sus aparentes excentricidades lograban siempre una buena acogida acompañada de la creación de los contactos adecuados.

Hacía cinco años que había llegado a aquella ciudad atraído por un puesto como ayudante del profesor de sociología. Al principio los excéntricos métodos de Rafaello, el profesor de sociología y director de toda el área de Humanidades en aquella universidad, le sorprendieron inmensamente. Sin embargo, con el tiempo, llegó a ver que la diferencia en sus métodos era la que hacía únicos sus resultados. Aunque también sabía que los métodos de su maestro producirían resultados catastróficos llevados por otras manos que no fuesen las del propio creador. Su aparente excentricidad pasaba a un segundo plano cuando se vislumbraba el cuidado al detalle, la intensa corroboración de toda la información y la seguridad de la total privacidad y anonimato en cada uno de sus métodos. 
Su creciente admiración hacia su superior y la habilidad de este por ver dónde otros solo miran había conseguido que la honesta lealtad entre ellos se hiciese más fuerte con el tiempo, creando una relación simbiotica inquebrantable. 

jueves, 3 de abril de 2014

Dr. Mirtel. Capítulo 4. En busca de información.

Cualquier encargo a través de la agencia tenía sus pautas y, por lo tanto, sus problemas adjuntos. El descifrado de la información para conservar el anonimato manteniendo la seguridad era siempre difícil. El Dr. Mirtel sabía que había equipos de expertos para desempeñar tales tareas y numerosos pasos en el proceso para corroborar, limpiar exceso de mensajes e incluso encriptar de nuevo la información haciendo imposible que los dos extremos se entendiesen sin los pasos intermedios de limpieza y control. Conocía las dificultades a las que se enfrentaba al hacer el encargo por su cuenta y riesgo, no sólo por la dificultad de comprender la información recibida manteniendo su anonimato sino el proteger aquella intrusión de la propia agencia. Quizás lo más difícil de todo: esconder su investigación del ojo que todo lo ve para el que trabajaba.
Después de leer detenidamente ambos artículos decidió probar suerte en Internet.
Lo único que le llamó la atención de aquel caso era el completo anonimato del "supuesto padre". 
Tras varios minutos tecleando las palabras más destacadas en aquel caso en varios de los buscadores más conocidos no pudo extraer más información que la ya recavada:

Una joven de familia humilde había puesto una denuncia a nivel nacional al enterarse que el hombre que hasta entonces había creído su padre, en realidad, no lo era. Las respuestas evasivas de la madre ponían en duda si la joven era totalmente adoptada o la madre no deseaba remover el pasado por algún oscuro secreto pendiente. Fuera lo que fuese, tanto las pruebas de paternidad como las de maternidad ya se habían hecho y corroborado con varias agencias según las últimas noticias; aunque la confidencialidad impedía arrojar algo de luz a las evasivas de la madre implicada. También era sorprendentemente extraño como una joven de una familia tan humilde podía haber llegado a remover aquel caso hasta tales extremos. 
El Dr. Mirtel se concentro en la búsqueda de las primeras noticias sobre el aquel caso mientras su mente se llenaba con miles de preguntas.

-¿Cómo llegó a saber que no era su padre?¿por qué tantas evasivas por parte de la madre?¿cómo era posible que hubiese un abogado representando al "supuesto padre anónimo" si no se sabía quién era? ¿A quién le interesaba en realidad remover aquel caso?¿por qué se anunciaba como "padre anónimo multimillonario" si en realidad no parecía que nadie supiese quién era?-.

miércoles, 2 de abril de 2014

Kendra. Capítulo 3. Il Capriccio di Capri.

Kendra llegó al restaurante Il Capriccio di Capri media hora antes de la hora en la que había reservado la mesa el día anterior. Años atrás, durante sus años en activo en el campo del intercambio confidencial de información había aprendido a observar el terreno neutral del encuentro antes de la cita.

- Mesa reservada a nombre de Eloisa Mendez, por favor- recitó al acercarse al camarero detrás del atril que custodiaba la entrada.

-Buenos días Señorita Mendez, su mesa estará lista en unos minutos. Si es tan amable de seguirme, le acompañaré a la zona del bar donde puede degustar alguna de nuestras bebidas mientras espera - le contestó el amable camarero.

-Muchas gracias- respondió Kendra.

Mientras degustaba una copa de vino blanco de un nombre desconocido para ella pero muy recomendada por el camarero, observaba su entorno. El acogedor y detalladamente decorado restaurante hacía honor a su nombre. No había nada que no estuviera relacionado con el país mediterráneo que aquel establecimiento representaba. Desde su observatorio particular vislumbró el aparente ajetreo de parte del comedor que distaba bastante de la tranquilidad que reinaba en aquel rincón del bar, donde dos silenciosos hombres saboreaban sus bebidas a lados opuestos de la barra. 

-Señorita Mendez, su mesa está preparada. Si es tan amable de acompañarme - anunció el amable camarero que custodiaba la entrada ofreciendo una bandeja para que Kendra depositase su copa.

Kendra le siguió hasta la entrada del comedor dónde, tras unas breves palabras, otro camarero le relevó en su tarea de guía y portador de la copa de Kendra ... como si de un testigo en una carrera de relevos se tratase.

Un tercer camarero esperaba junto a la mesa reservada retirando la silla a su llegada para que Kendra se acomodase.

-Le presento a Lucas, él será su camarero durante su comida- dijo el camarero depositando la copa de vino de Kendra sobre la mesa.

-Buenos días Señorita Mendez- saludó Lucas sonriendo.

Tras los saludos y despedidas de cortesía ambos camareros desaparecieron. 

Kendra descubrió que aunque el comedor era amplio las mesas eran pocas. El exclusivo y personalizado trato que habían mostrado con Kendra iba ligado a todo su servicio. Cinco camareros se encargaban del amplio comedor subdividido en dos por una parra aparentemente natural. Había una sola mesa, al fondo del comedor, en una zona con techos y grandes puertas transparentes que aparentaba poder convertirse en terraza los días soleados. En la parte del comedor dónde Kendra había reservado su mesa, había otras tres mesas de no más de cinco comensales.

-Buenos días cariño - la saludó un desconocido acompañado del mismo camarero que guió a Kendra hasta su mesa - siento haberme retrasado - añadió ofreciéndola un ramo de flores mientras depositaba un regalo sobre la mesa -! Felicidades! -concluyó.

-!No seas exagerado!La espera no ha sido tan larga - respondió Kendra con una sonrisa mientras recogía el ramos de flores y abrazaba a aquel desconocido.

lunes, 31 de marzo de 2014

Dr. Mirtel. Capítulo 3. Inconcluyente

El Doctor había recibido el mismo panfleto de propaganda tres días seguidos. El cuarto día la propaganda fue de la misma empresa pero con un vale regalo para una revista de moda con la adquisición de un periódico nacional. La oferta expiraba al día siguiente así que sin pensárselo dos veces se acercó a la tienda más cercana y adquirió las dos piezas de prensa escrita.

Normalmente tardaba varios minutos en descodificar el mensaje inicial que le ayudaría a obtener toda la información que necesitaba pero está vez fue diferente. El mensaje era claro.

INCONCLUYENTE!!! Gritaba el abogado que lleva el caso de paternidad del multimillonario anónimo más "conocido" a la salida de los juzgados

Tanto la portada del periódico como la de la revista de moda resaltaban la importancia del mismo caso. Se quedó pensando unos minutos mientras la idea de que el mensaje fuese un simple : Se necesita más tiempo para su encargo, cruzaba su mente. Sin embargo sabía que si el mensaje a trasmitir era tan simple su contacto anónimo hubiera utilizado otros canales más simples. 

Mientras esperaba a que le llegasen más documentos o información que complementaran la ya recibida decidió leer con detenimiento los detalles de aquel caso que llenaba tantas las portadas.

sábado, 29 de marzo de 2014

Gustav. Capítulo 1. Casos cruzados

Mandó el mensaje al cliente número 34 antes de que llegase Eduardo. Se alegraba de poder contar pronto con la ayuda de su amigo. 

Gustav ordenaba las carpetas y la documentación que había recibido en los últimos días mientras pensaba en los próximos días con Eduardo. Tenía que encontrar la manera de conseguir más información sin exponerse demasiado, y aunque Eduardo era el plan perfecto para tal misión tampoco quería exponer demasiado a su amigo. Gustav sabía perfectamente que solía pagar sus facturas trabajando en su mismo negocio cuando lo necesitaba, pero era más una manera de sobrevivir que una elección propia. A su amigo no le gustaba hablar de su vida privada pero Gustav sabía que el talento innato de Eduardo había sido enriquecido por el entorno en el que había crecido, sabía por casualidades de la vida que ambos progenitores habían sido más que detectives...los padres de Eduardo habían sido espías.

La puerta del apartamento de Gustav se abrió de repente.

-Deberías aprender a llamar y esperar a que te inviten a entrar...como hace la gente normal-exclamó Gustav comprobando que era Eduardo el que entraba en su piso.
-Y tu deberías darme una llave para mostrarme la amistad que nos une-respondió Eduardo sonriendo -!venga, deja de quejarte! y enséñame esos casos que dices parecen estar relacionados - añadió sin perder el tiempo ni la sonrisa.
-Aquí tienes la información, voy a prepararnos un par de cafés- dijo Gustav señalando a la mesa donde había dejado ordenada toda la información relevante.

A Eduardo le gustaba trabajar con Gustav, conocía tanto sus hábitos que las palabras sobraban.

viernes, 28 de marzo de 2014

Kendra. Capítulo 2. Noticias inesperadas

Kendra no dejaba de mirar la pantalla de su móvil, el mensaje era claro.

Tu sobrina llegó a la ciudad. Creo que la sorprenderé con un ramo de flores. Llama a la niña para poder comer todos juntos y poder ponernos al día.
Después de estar trabajando para la compañía durante tantos años sabía perfectamente que aquel mensaje no eran buenas noticias. 
Buscó rápidamente el número de una floristería y encargó un ramo para que lo llevasen al día siguiente a uno de los restaurantes del centro dónde, seguidamente, hizo una reserva.
Kendra se quedó pensativa...no creyó que aquel simple encargo se pudiese complicar tanto.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Dr. Mirtel. Capítulo 2. El envío.

Por fin había recibido la confirmación de que sus documentos habían sido recibidos. Le había costado bastante tiempo encontrar una manera segura de poder obtener más información sobre uno de aquellos niños "invisibles al sistema" que ahora ya habrían pasado la pubertad. Normalmente la manera más directa era Kendra pero también la más arriesgada. Ella era muy cuidadosa con la información que daba. Además, después de todos los años trabajando para la compañía el Dr.Mirtel dudaba que aquel grupo hubiese escapado por azar.
Ofertas en mensajería rápida y segura. Llame al ... 
El mensaje spam recibido en su email antes de la una del mediodía era una clara y firme respuesta a que su envío había alcanzado su destino y el trabajo era aceptado. El mensaje de texto recibido en su móvil dos horas más tarde con las últimas ofertas de su teleoperador mostrando caracteres encriptados confirmaba y secundaba la aceptación dejando algunos datos para poder mantener la linea de contacto móvil y segura. Al Dr. Mirtel le había costado aprender los métodos básicos de seguridad de la compañía y sabía perfectamente que no podría llegar a conocer todos los túneles de seguridad e intercambio de información pero conocía lo suficiente como para poder navegar en su matrix.

domingo, 16 de marzo de 2014

Eduardo. Capítulo 7. El mensaje de Gustav ...

El mensaje de Gustav llegó justo cuando Eduardo pagaba la cuenta de su comida en aquel restaurante contiguo al que Cristina y sus amigos habían elegido. 
Terminé de recoger los documentos que necesitaba. Estoy de comino al piso. Ven cuando quieras. Gustav.

Eduardo se incorporó sigilosamente y sin llamar la atención, no quería que el incógnito de su intromisión en la privacidad de sus objetivos cambiase. Rápidamente respondió al mensaje de su amigo.
En camino. Vete ordenando esos documentos por orden cronológico. Eduardo.
Había prometido a Gustav ayudarle en uno de sus casos. Aquel detective autónomo solía apreciar el instinto innato de Eduardo y Eduardo aprovechaba sus contactos cuando alguno de sus múltiples trabajos lo requería. Acostumbrado a viajar tanto por el trabajo de sus padres le había sido imposible acostumbrarse un solo y único trabajo que le arrastrase a la monotonía, así que había aprendido a sobrevivir encontrando todo tipo de empleos. Encajaba horarios y tareas con tal destreza que el tiempo que empleaba en asegurarse que obtenía el suficiente dinero para vivir era bastante inferior al de cualquiera con un trabajo convencional.

Eduardo zigzagueaba por las calles y callejones de aquella ciudad de camino al piso de su amigo mientras pensaba en las conversaciones de Cristina y sus tres acompañantes. Le habían sorprendido alguna de las nuevas revelaciones sobre Cristina tanto como que no quisiera hablar de él. Y le había reconfortado corroborar que su memoria no le fallaba: la chica que vio junto a Sián había ido al mismo instituto que ellos dos. Sin embargo, ninguna se había reconocido en la estación de tren. Había sido al final de la comida cuando entre bromas y risas la desconocida relación entre ellas se había revelado. 

Le apenaba que Cristina no le hubiese invitado a aquella comida. Hubiese sido una ocasión perfecta para conocer de una manera más cercana a aquellos tres individuos. Además, le gustaba la manera tan particular que Sián tenía para obtener información sin llegar a crear momentos incómodos. Definitivamente era una característica poco común.

martes, 11 de marzo de 2014

Lily. Capítulo 3. Sorpresas del pasado

Se sentía muy relajada en compañía de aquellos dos desconocidos, como si les conociera de toda la vida. Aunque se alegró mucho cuando Rubén por fin apareció. 

Unos minutos tras la llegada de Rubén el camarero apareció con su pedido. La comida transcurrió amenamente, llena de comentarios que en otras circunstancias o ante otro tipo de personas se hubiese tornado en una incómoda experiencia. Pero la complicidad y la energía que compartían hacía imposible que nada llegara a romper su relajación ante toda clase de comentarios, rompiendo con risas los más enrevesados que llegaron justo cuando el nivel de alcohol en sangre alcanzó niveles lo suficientemente altos. Fue entre el postre y el café cundo Lily descubrió que compartía más que aquella comida con Cristina. Ambas había vivido en el mismo pueblo y acudido al mismo instituto...sólo un par de años las separaban.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Rubén. Capítulo 2. Restaurante.

Posó la nota que su compañero de piso le había dejado en dónde la había encontrado, junto al teléfono. Cerró la puerta del piso apresurándose al restaurante anotado en la nota de su amigo. Antes de dejar el portal envió un mensaje a Lily ... por cortesía o para ganar puntos con ella ... no estaba muy seguro. De repente su móvil sonó.

-!Hola Sián! - saludó Rubén.

Tras la breve conversación con Sián colgó el teléfono y se apresuró al restaurante.

- Me alegro de que no halláis empezado sin mi - dijo Rubén al llegar al restaurante y descubrir que la mesa todavía no estaba poblada de platos.
-Queremos emborracharte primero- respondió Sián a su amigo - Te presento a Cristina ... la ocupa - añadió.
-!Sián!- exclamó Cristina.
-No te preocupes ... ya le conozco- respondió Rubén sonriendo y alegrándose de comprobar que no iba a ser la única diana para su amigo.

martes, 4 de marzo de 2014

Eduardo. Capítulo 6. Conociendo a Sián a distancia.

Les seguía a una distancia prudencial comprobando la buena relación que emanaba de ellos, las risas se escuchaban claramente aunque Eduardo no podía llegar a entender la conversación. Se pararon en un portal mientras Sián abría la puerta. Después de que los tres entraran al portal, Eduardo se acercó esperando poder llegar antes de que la puerta se cerrara manteniendo la misma precaución para que no le descubriesen. Logró llegar justo a tiempo, paró la puerta con su pie y se introdujo en el portal. No le llevó mucho tiempo comprobar los buzones hasta encontrar el que pertenecía a Sián ... Tercero B. Salió del portal antes de que le descubriesen y esperó lo más cerca que pudo en un lugar donde no le pudiesen ver desde la entrada del portal. Tras varios minutos los tres amigos salieron del portal tan escandalosos con sus risas como lo habían estado durante todo su trayecto desde la estación de tren. 

Eduardo les siguió hasta un restaurante donde observó cómo leían el menú. Parecían indecisos pero al final se sentaron en una de las mesas que había en la terraza. Eduardo aprovechó la proximidad de otro restaurante para estar lo suficientemente cerca de ellos sin que le pudiesen descubrir. 

-Cuéntame Cristina, ¿quién era el misterioso desconocido? !y no me cambies de tema otra vez! que eres muy graciosa cuando no quieres hablar de algo - dijo Sián.
-Soy graciosa siempre. Además ... yo no te he cambiado de tema, simplemente no sé de que me estás hablando. ¿Qué quieres saber? Es un chico que me encontré en el tren y punto...no hay más que contar - explicó Cristina.
-Ya, ya ... de la manera en la que me estás cambiando de tema seguro que hay más que contar - respondió Sián.

Eduardo sonreía. Le hacía gracia ser en tema principal de aquella conversación. Cuando el camarero se acercó, Eduardo le señaló su elección en el menú evitando hablar para que su voz no le delatase.

- ... y una botella de vino ... de momento - terminó de decir Sián al camarero que les estaba atendiendo a ellos.
-Me acaba de llegar un mensaje de Rubén - dijo de repente Lily - te agradece la nota que le dejaste en el piso y dice que le pidas lo mismo de siempre. Llegará en unos minutos - terminó de transmitir Lily.
-Otro plato del número 1, por favor- se apresuró a decir Sián al camarero antes de que desapareciese con su pedido. Sin esperar descolgó el teléfono.
-Hola Rubén, ya me ha llegado tu mensaje ...- dijo Sián - ja...ja...ja .. te esperamos -.
-¿Qué ha dicho?- preguntó Lily curiosa.
-Que se alegraba de asegurarse de que estábamos juntos. Una escusa para explicar porqué te ha mandado un mensaje a ti- aclaró Sián.
-Prepárate para una comida interesante...o debería decir...intensa - añadió Cristina.
-¿Debería empezar a beber ya antes de que Rubén llegue?- preguntó Lily riéndose.
-!NO!...os quiero a todos al mismo nivel - dijo Sián - que últimamente me evitáis las conversaciones directas. Tú me vas a contar lo de ese hombre misterioso - afirmó mirando a Cristina - y tú y Rubén me vais a explicar que clase y nivel de relación tenéis - añadió mirando hacia Lily - ... necesito saber con quién puedo tener más posibilidades ... !que estoy solito! - dijo cómo si estuviese en un teatro.
-Pero que dramático eres ... lo que serías capaz de hacer por saber...saber...saber- tarareó Cristina siguiendo con aquel improvisado teatro.

lunes, 3 de marzo de 2014

Eduardo. Capítulo 5. Viaje a Tandersa.

No le costó mucho encontrar un lugar donde quedarse en Tandersa el par de días que su automóvil iba a estar en el taller. Su coche necesitaba una revisión general y cuando supo los detalles del trayecto de Cristina decidió aprovechar. 

Si era coincidencia o no lo era pertenecía a un enigma tan grande cómo lo era el propio Eduardo, siendo sólo él el que poseía tal información. Aunque parecía que siempre encontraba maneras de orbitar alrededor de Cristina. La sorpresa del aquel encuentro pronto se difuminó en una amena conversación.

La verdad era que Eduardo siempre había querido conocer al "famoso"Sián y la oportunidad se había presentado en el mejor momento. Pero la rápida y repentina despedida de Cristina al llegar a la estación de Tandersa le había dejado claro que ella no quería que se produciese esa situación. Sin embargo, él no se dio por vencido y la siguió a una distancia prudencial hasta que estuvo seguro de poder despedirse y, al menos, ver el rostro de aquel amigo tan "famoso". Tras conseguir poner una cara al nombre de Sián escuchó que se iban a comer a un restaurante...No tenía prisa y no iba a renunciar a conocer más sobre aquel amigo de Cristina así que decidió seguirles 

miércoles, 26 de febrero de 2014

Sián. Capítulo 2. Reencuentro con Cristina.

Llegó a la estación con Lily justo a tiempo. Miró la pantalla buscando la información relacionada con el tren en el Cristina llegaría a Tandersa y observó que ya había llegado. Buscó entre la gente intentando reconocer la cara de su amiga... y la encontró. Avanzaba hacia ellos empujando una maleta mientras miraba a todas partes hasta que se encontró con la mirada de Sián. Con dificultad, debido al pesado bolso que portaba en su hombro derecho, saludó a Sián.

Cristina había salido tan rápido como pudo del tren. El inesperado encuentro con Eduardo la había desconcertado, no quería que Sián le conociese... por lo menos de momento. No entendía muy bien porqué, pero la idea la incomodaba. Así que cuando el tren llegó a su destino final se despidió y se aventuró a encontrar a su amigo.

-¿Quereis comer en casa o nos vamos a un restaurante para celebrarlo?- preguntó Sián cuando salieron de la estación.
-¿Qué celebramos?- preguntó Cristina sonriendo
-El encuentro con Lily y el reencuentro contigo...!my friend! - exclamó Sián - además quiero estar cómodo cuando me expliques quién es ese misterioso hombre que te ha saludado - añadió.
-Ya estabas tardando en ... !rascar!- respondió Critina - como te gusta saber ... 
-!Uy! ¿"rascar"? ... interesante término. Sólo quiero conocer más sobre la vida de mi amiga...vengaaa, te invito a comer para que te relajes - respondió Sián abrazándola -dejamos la maleta en casa y llamamos a Rubén para que se nos una cuando pueda. ¿Te parece? - sugirió mirando a Lily.
-Por mi no hay ningún problema. Me apetece emborrachar a Rubén y sonsacarle más información también - contestó Lily riendo.

martes, 25 de febrero de 2014

Ana. Capítulo 5. Cristina en Tandersa...

Intentó contactar con Cristina de nuevo sin éxito. 

¿Se habrá enfadado de verdad? - se preguntó Ana

A Cristina la había sorprendido encontrarse a Sián con compañía en la estación. 

-¿Quién será esa chica?. La verdad, es que su cara me suena bastante - pensaba Cristina mientras se aproximaba a ellos. Aunque como era de esperar no hubo tiempo para adivinar o sobrellevar momentos incómodos. Si Sián estaba cerca esos problemas estaban solucionados, aunque quizás era más justo decir que si Sián estaba cerca esos pequeños e incómodos problemas no existían.

-!Hola Cristina! Aquí te presento a Lily, la "Julieta" de mi compañero de piso - saludó Sián a su amiga mientras la abrazaba - Lily te presento a Cristina...no se muy bien como describirla -añadió Sián mirando a Lily - Depende del momento ... Cristina es según algunos "un caso perdido" - dijo Sián riendo mientras abrazaba de nuevo a Cristina.
-Sólo desde que te conocí- le respondió a Sián sonriendo, dándose cuenta de lo mucho que le había echado de menos.
-No se por qué pero me lo creo - dijo Lily observando a lo dos sonriendo - yo no he vuelto a ser la misma desde que le he conocido - añadió con una carcajada.
-Soy increíble, en menos de un día puedo ejercer tanto esplendor a mi alrededor que con mi carisma eclipso a cualquiera ...- recitaba Sián tan alto que la gente de su alrededor empezó a mirar a los tres jóvenes.
-Vale, vale,...para ya o harás que la estación sea noticia por escándalo público - le interrumpió Cristina dándose cuenta de la atención que estaban atrayendo.
Los tres se miraron sonriendo...
-Detrás de ustedes ... - dijo Sián retrocediendo y ofreciéndoles espacio para que pudiesen avanzar. 

De repente el teléfono de Cristina comenzó a sonar. Entre la maleta y el bolso la costó acceder a visualizar la pantalla, pero lo consiguió tras el rápido movimiento de Sián para aligerarla el peso.
-Ya te ayudo yo con la maleta- le dijo Sián.

Era Ana otra vez.
-!Hola Ana!, ahora no tengo tiempo. Te llamo más tarde - dijo Cristina rápidamente.
-Es sólo un momento, Cristina - la aseguró Ana mientras escuchaba de fondo un ruido bastante familiar - ¿dónde estás?¿estás de viaje?- preguntó sorprendida al reconocer un sonido semejante a las voces de los anuncios de vuelos en los aeropuertos.
-En Tandersa. Acabo de llegar, te llamo...- la resumió intentando hacerle entender que estaba dejando la estación y contactaría con ella tan pronto como pudiese.
- !Adios preciosa. Llámame en cuanto te den el trabajo! - exclamó una voz a su espalda haciendo que los tres jóvenes se giraran.
-Adios Eduardo - se despidió Cristina reconociendo de nuevo aquella voz que tanto le sorprendió el tren - Ana, luego te llamo - finalizó confundida con tantas multi-conversaciones. 

Ana se quedó observando el teléfono preguntándose porque Cristina estaba en Tandersa y qué hacía Eduardo con ella.

lunes, 24 de febrero de 2014

Lily.Capítulo 2. Conociendo a Sián.

Llevaban media hora esperando a que Rubén llegase. Después de dos mensajes y tres llamadas habían logrado contactar con él anunciándole que Lily estaba esperándole en el piso.
Me voy a retrasar un poco más. No te pases. Rubén.
El mensaje hizo sonreír a Sián, realmente parecía que a su amigo le importaba aquella chica o... quizás le preocupase lo que ella pensase de él. Fuera lo que fuese, las reacciones de Rubén le hacían mucha gracia fomentando aún más sus sarcásticos comentarios.

-Parece ser que Romeo va a retrasarse. Voy a ir a buscar a una amiga a la estación ¿me acompañas? - dijó Sián a Lily que observaba atentamente la decoración del piso - si quieres puedes esperar aquí, pero quizás te aburras un poco. Aunque tu Romeo sea espectacular, dudo que puedas resistirte a pasar una tarde con alguien tan interesante como yo - añadió Sián con su tono tan teatral.
-Mi miedo es ese - respondió Lily siguiéndole el juego.
-Pues no se hable más, !vamos!- exclamó Sián.

Lily reía y conversaba alegremente con Sián de camino a la estación. La había impresionado su palidez cuando le vio entrar en el portal pero había comprobado que Rubén no exageraba, la personalidad de Sián deslumbraba.

Sián. Capítulo 1. La visita.

Dejó una nota escrita a su compañero de piso recordándole la visita de su amiga Cristina. Ya se lo había comentado hacía días, pero prefería recordárselo. Últimamente Rubén estaba bastante "distraído", después de aquella noche con Lily había pasado más tiempo de lo habitual fuera del piso ... y cuando llegaba sus pensamientos parecían mantenerle lejos. Aunque, como era habitual, Sián le devolvía a la realidad con sus comentarios. Por precaución decidió mandarle un mensaje también. No quería que una sorpresa creara momentos incómodos cuando Rubén conociese a Cristina. 
Loco enamoraooo. Para que no te sorprenda...(por si Lily te sigue ocupando toda la materia gris)...Mi invitada llega hoy. Habrá más comida en la nevera...podrás gorronear! Sián.
El supermercado estaba prácticamente vacío, por lo que la compra fue muy rápida. 

-Voy a tener que empezar a hacer la compra de la semana a estas horas. Si me ahorro las horribles colas valdría la pena - pensó Sián mientras cogía las bolsas abandonando el supermercado.

Abrió la puerta del portal mirando a dos chicas que conversaban junto a los buzones. Al acercarse reconoció a Pemi.

-Buenos días,Pemi - saludó Sián
-Hola Sián, estábamos hablando de tí - respondió Pemi - esta es Lily ... - 
-!Lily! Es un placer conocer por fin a la mujer que le ha transformado...!Oh, mi amigo Rubén! tan locam...- exclamó rápidamente Sián con una sobre-entonación que hizo sonreír a ambas chicas- cuéntame, ¿cual es tu secreto mujer?- terminó riendo.
-No me ducho- contestó Lily riendo.
-Eso lo explica todo. Así que está medio ahogado por la falta de oxigeno en su cerebro ... y yo pensando que era debido a un ebullición  descontrolada de hormonas - añadió Sián - acompáñame ... yo te llevaré con tu amado - terminó Sián mientras se dirigía hacia las escaleras.
-Hasta luego - se despidió Pemi riéndose.
-Adiós - contestaron ambos. 

sábado, 22 de febrero de 2014

Cristina.Capítulo 6. La estación

Llegó a la estación justó antes de que el tren que se dirigía a Tandersa parase en el andén. No era la primera vez que viajaba a la ciudad en tren y sabía que todos paraban 15 minutos antes de continuar hacia Tandersa. Comprobó que el número de su billete era igual que el de la pantalla y se apresuró al andén.

Tan rápido como encontró el asiento asignado en su billete y se acomodó llamó a Sián.

-Hola, Sián- dijo Cristina al notar que habían descolgado el teléfono al otro lado.
-Hola, fea...digo...guapa...- contestó riéndose - !cuanto tiempo sin oir tu voz!- añadió tan alegre como siempre. Era impresionante lo jovial  y vivaracho que podía llegar a ser, sobretodo si se tenía en cuenta su enfermedad. Aunque no hacía falta conocer su enfermedad, su apariencia física ya sugería algún problema de salud. Su pálida piel y su delgadez eran un contraste con su carácter. 
-Ja, ja, ja,... muy gracioso...!morenazo! - contestó Cristina.
-!Touché! mon amie - exclamó él.
- Sólo quería llamarte para confirmarte que llegaré a la hora prevista - le explicó Cristina.
-Perfecto, te esperaré en la salida principal de la estación de Tandersa - dijo Sián - ¿te acuerdas dónde está?
-Sí, dónde te vi la última vez, ¿verdad?- confirmó Cristina.
-Exacto, te dejo que disfrutes del aburrido viaje. Voy al supermercado para poder dar de comer a una ocupa que me va a fastidiar la semana- dijo con el mismo tono alegre.
-Ja...ja...ja...pero que gracioso eres- respondió ella.

Se despidieron justo cuando el tren empezó a avanzar. Fue en ese momento cuando Cristina comprobó que tenía tres llamadas perdidas y cuatro mensajes de su amiga Ana. La verdad era que no había hecho mucho caso a su teléfono en los últimos días, el ajetreo de la preparación de aquel viaje la había ocupado bastante tiempo. Tandersa no estaba lejos pero se iba a quedar como mínimo un mes así que debía asegurarse de que llevaba todo lo necesario.
Revisó los mensajes y escuchó las llamadas en el contestador. No parecía ser muy urgente. Aparentemente estaba preparándose para visitar a Max y esperaba poder hablar con ella para hacerle algunas preguntas.

-No entiendo a esta chica. !Ahora que querrá!- pensó Cristina.

Estaba a punto de mandarla un mensaje cuando una voz conocida la sorprendió.

-Vaya, vaya, vaya,...pero que sorpresa. ¿Qué haces tu aquí Cristina? - dijo la voz detrás suyo.

viernes, 21 de febrero de 2014

Ana. Capítulo 4. ¿Dónde está mi amiga?

Faltaba una semana para dirigirse a Tandersa y ya tenía preparado todo el equipaje. Aunque la había costado mucho decidirse, los nervios y la emoción la habían hecho modificar su equipaje más de cinco veces intentando en cada ocasión contactar con su amiga. Esperaba poder hablar con Cristina para poder sonsacarle más información acerca de Max. Aunque había pasado mucho tiempo con él aquel verano estaba muy insegura de como afrontar su nuevo reencuentro. Sin embargo, por muchos intentos que hizo su amiga no parecía estar cerca del teléfono...o quizás no quería hablar con ella. Estaba un poco confusa después de como se habían desarrollado los acontecimientos de su "pequeño" engaño para poder conseguir el teléfono de Max.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Santiago. Capitulo 2. La llamada

Regresaba con su hermana en un tarro y una extraña sensación rodeándole. La positividad y la energía que tanto caracterizaba a su hermana concentrada y contenida en un contenedor que lo único que tenía en común con ella era la baja temperatura que emanaba al contacto con la piel. Esa era la última imagen que le acompañaría de por vida, la sensación final que le dejó como recuerdo ... la pálida y fría temperatura de su cuerpo inerte sobre aquella mesa de hospital.

Estaba abriendo la puerta de su casa cuando el teléfono sonó.

-¿Digamé? ¿!Hola!? - respondió Santiago.
-Buenas tardes. Soy el Dr. Mirtel. Querría hablar con Santiago ...- respondió la voz al otro lado del teléfono.
-Yo soy Santiago - afirmó rápidamente Santiago.
-Buenas tardes. ¿Sería posible concertar una cita con usted? Necesitaría corroborar y completar algunos datos de su hermana y ...si no le importa...sé que es una petición un poco extraña...pero...¿sería posible adquirir una muestra de sus cenizas? Es opcional pero nos ayudaría mucho a aumentar la base de datos de un nuevo proyecto-estudio ... - preguntó tímidamente el doctor.
-Si, claro - respondió Santiago sin fuerzas para mantener una gran conversación.
-Muy amable. Estoy todas las mañanas en el hospital... si pregunta por mi en la recepción donde le atendieron con los papeles de su hermana me avisaran rápidamente - se apresuró a sugerir el Dr. Mirtel antes de que Santiago cambiase de opinión.
-Así lo haré. Hasta entonces- contestó Santiago colgando el teléfono mientras abrazaba al contenedor que guardaba los restos de su hermana.

martes, 18 de febrero de 2014

Pemi. Cápitulo 1. Encuentro con Lily.

Pemi llevaba viviendo en aquel edificio desde que empezó la universidad. Las humedades y desperfectos jamás la hicieron replantearse seriamente abandonar su piso de alquiler. Las dificultades para encontrar otro tan asequible como aquel la hubiesen acarreado más problemas terminando, seguramente, en la decepción de tener que pagar más. Tandersa era una ciudad bastante complicada para encontrar pisos libres y asequibles para una universitaria de familia humilde. Aunque, en varias ocasiones, las discusiones con el casero por los desacuerdos en la necesidad de arreglar alguno de aquellos problemas la hacía replantearse la posibilidad de cambiar de piso. Sin embargo, ella sabía perfectamente que algunas de las facturas podrían disminuir si el piso estuviese mejor acondicionado, pero intentar razonar con el neandertal que tenía actualmente como casero era inútil. Esperaba ansiosa que el nuevo dueño que había adquirido los cuatro bloques de pisos empezara a manejar personalmente el cargo de casero oficialmente. Pemi se había enterado de casualidad de aquel cambio cuando escucho la conversación del actual casero a través su teléfono hablando de algunos de los detalles de la transacción. La alegría y la sorpresa de aquella noticia la sobresaltó esperando encontrarse al nuevo propietario en lugar de aquel personaje tan poco inteligente, como ocurría todas las mañanas.

Con aquella esperanza se levantó aquella mañana, y para su sorpresa se encontró con una cara nueva...aunque la sorpresa fue mayor de la que esperaba.

-¿!Lily!?...¿qué..?- exclamó Pemi al encontrarse con la cara nueva que esperaba pero sorprendiéndose de reconocer el rostro.
-!Hola! No sabía que vivías aquí. Estaba intentando encontrar el piso de un chico que se llama Rubén. Creo ... - saludó Lily reconociendo a su antigua compañera de instituto.
-Tercero B, vive con Sián desde hace unos meses...creo-respondió rápidamente Pemi dándose cuenta que no era la persona que esperaba conocer cada mañana desde que escuchó la conversación de su casero por teléfono.

viernes, 14 de febrero de 2014

Cristina. Capítulo 5. En rumbo

Hola Sián. Ya sé que hace mucho que no nos vemos, pero como siempre dijiste que "mi casa es tu casa" ... !vale!sin rodeos, ¿puedo utilizar tu sofá? Un par de semanas. Cristina
Había conocido a Sián hacía bastante tiempo durante sus estudios. Por casualidad, para uno de los trabajos que necesitaba terminar contacto con él. Era uno de esos eternos estudiantes que consiguen becas y ayudas por todas partes, brillante en cada area que captaba su atención. Lamentablemente enfermo de un mal que nadie había podido curar pero que él mismo había conseguido paliar. 

La gran impresión que causó en Cristina y el gran afecto que ella había despertado en él hacía que pudiesen estar largas temporadas sin mantener contacto, y sin embargo, poder volver a hablar como si se vieran todos los días instantáneamente. Algo que no ocurría con todas las personas.
Claro que puedes utilizar el sofá, ya está preparado para ti. Y mi cama siempre que quieras. No quiero sonar como un salido, simplemente hace frío. ¿cuándo te recojo? Sián
Como era de prever, la respuesta de Sián no tardó.

jueves, 13 de febrero de 2014

Rubén. Capítulo 1. Secretos

Era la primera noche que había pasado con Lily. Había intentado por todos los medios esquivar aquella opción, pero su insistencia y el miedo a perderla definitivamente, antes de haberla siquiera conocido, le empujaron a rendirse. 

Conociendo la rutina de su enfermedad, sólo había esperado un tiempo prudencial. Aunque más que enfermedad era una "condición", ya que ningún medico sabía lo que le ocurría. Había sido él mismo quién había descubierto la rutina de los síntomas que le perseguían desde la pubertad. Una vez cada 20 días sufría dolores abdominales, seguidos de noches de insomnio y espasmos incontrolados. Cada 28 días sufría desmayos acompañados de amnesia temporal. Sabía que sólo ocurría por las noches, por lo que intentaba mantenerse en su hogar al anochecer. Sin embargo, la relación con Lily estaba complicando su rutina y no se sentía preparado para confesarle sus problemas de salud todavía. Aunque, en realidad, pocas personas estaban al tanto de sus complicaciones médicas.

Sorprendentemente su compañero de piso, Sián, era uno de ellos. Se habían conocido a través del anuncio que este había dejado en uno de los tablones de la Universidad esperando encontrar compañero de piso. Su excéntrico anuncio le llamó tanto la atención que a no ser por la empatía que le produjo debido a sus propios problemas médicos jamás hubiese contactado con él. Todavía sonreía al recordar el anuncio.
Joven pálido como un fantasma debido a una rara enfermedad busca alguien que pueda ayudarle a pagar piso. Por favor, absténganse si no pueden vivir con alguien que necesite almacenar sangre en la nevera.
Fue en su primer encuentro, al ir a ver el piso y después de comprobar que el anuncio no exageraba, cuando Rubén le confesó sus propios problemas de salud. Y fue entonces cuando Sián le ofreció, sin pensárselo dos veces, la habitación libre.

-Hola, Rubén - le saludó Sián al verle entrar por la puerta - ¿te has levantado pronto o te vas a dormir? ... - le preguntó -nooo, ¿te arriesgaste con Miss Lily?- añadió con una sonrisa al ver la cara de su amigo.
-Siii, todo calculadooo. Todo estupendo. No vaciles - respondió Rubén sonrojándose mientras se dirigía a su habitación. 

miércoles, 12 de febrero de 2014

Cristina. Capítulo 4. Viaje

-Aquí tienes otra para tu colección- le había dicho Eduardo ofreciéndola una tarjeta de la cafetería-heladería LA BELLA VENEZIA mientras Cristina se dedicaba a copiar algunas de las frases de aquella mesa en una servilleta.
-¿Qué haces?! Si no entiendes la mitad de lo que escribes! - exclamó Eduardo al verla tan concentrada con las frases de aquella mesa.
-Por eso lo hago, para buscar lo que significa y entenderlo la próxima vez - le contestó a un Eduardo que no paraba de sonreirla.

La tarde había pasado tan rápido que se sorprendió cuando salieron de LA BELLA VENEZIA y descubrió que la noche ya había cubierto la ciudad.
Había empezado el día intentando buscar la tarjeta de la tienda LASOLA, y había acabado con dos tarjetas y una servilleta llena de frases en todos los idiomas que podía llegar a reconocer.

Cuando Eduardo la dejó en su casa eran cerca de las doce de la noche.
-¿Quieres que me quede a dormir o ya pasaste la etapa del miedo a la oscuridad? - le dijo Eduardo al despedirse.
-¿Quieres que te llame mañana o todavía te da pánico el compromiso? - contestó Cristina, ya de espaldas a él, despidiéndose con la mano en la que portaba las llaves de su casa.
El tintineo de las llaves cesó tan pronto como Cristina escuchó el golpe de la puerta del coche seguido de un acelerón.
-!Será borde!- exclamó Cristina observando como el coche desaparecía al final de la calle.

Estaba abriendo la puerta de su casa cuando decidió que antes de visitar a Max iría a visitar a otro viejo amigo que vivía en Tandersa. Hacía bastante que no se veían pero Cristina sabía que sus puertas siempre estaban abiertas para ella.

-Le escribiré mañana y me iré una temporada a Tandersa- pensó mientras cerraba la puerta tras de sí.

De repente el móvil anunció la entrada de un mensaje.
Son las 12.01. Oficialmente YA es mañana. ¿Cual es tu respuesta a mi pregunta?. Eduardo 

martes, 11 de febrero de 2014

Eduardo. Capítulo 4. Postre en Tandersa

-Tengo que hablar con ... ella - afirmó Eduardo mirándole a los ojos y tan seguro de sí mismo como era característico en él. El joven apartó ligeramente la cortina y dejó paso a Eduardo como si le conociese de toda la vida. Los dos desaparecieron tras la cortina mientras los impacientes clientes seguían orquestando su música ... taconazo-resoplido, resoplido-taconazo... 

Tras unos minutos el joven regresó con dos sobres entregando uno a cada cliente, finalizando así la impaciente música de aquel dueto. 

-¿En qué la puedo ayudar?- preguntó el joven a Cristina mientras observaba como los dos impacientes abandonaban la tienda. 
-Yo había ... -comenzó explicando Cristina cuando unas risas procedentes de la estancia tras la cortina la interrumpieron.
-!Aquí está!- se escuchó la voz que pertenecía a Eduardo seguida de más risas. De repente, la cortina se movió y Eduardo apareció junto a una joven esbelta y de larga melena rubia.

-¿Es esta la chica?-preguntó la joven mirando a Cristina y a Eduardo, intercaladamente, como si de un partido de tenis se tratase.
-Si, esta es Cristina - dijo Eduardo mirándola - esta es Erika - añadió volviéndose hacia la joven rubia.
-Hola -saludó Cristina un poco desconcertada.
-Paco, ¿podrías buscar el teléfono móvil de Patrick? Quizás sea mejor que lo busques en la "S" bajo el nombre de Señor Mare - dijo Erika al joven dependiente -Tenemos un par de clientes habituales llamados Patrick - explicó Erika dirigiéndose a Cristina y Eduardo.
-Aquí tienes la tarjeta de la tienda que tanto te interesaba tener - dijo Eduardo mostrando una tarjeta con el logo y los datos de la tienda - Erika ha sido tan amable de ofrecernos las dos primeras, recién llegadas con las nuevas actualizaciones -.
-Si, me ha costado un poco encontrarlas -corroboró Erika - Queremos terminar las pocas que nos faltan de las antiguas tarjetas primero, además el nuevo logo de la entrada tardará en llegar un mes y la nueva linea telefónica funciona paralela a la antigua - resumió Erika.
-!Lo encontré!, aquí está el teléfono del Señor Mare - exclamó Paco.
-Apúntalo en la tarjeta, por favor - se apresuró a sugerir Eduardo.
-Eduardo me ha explicado que Patrick te ofreció trabajo hace algunos años. La verdad, no sé si estará buscando más personal ... aunque quizás tengas suerte, creo que está pensando en ampliar el negocio - dijo Erika a Cristina sonriendo.
- Aquí tienes, seguramente sea mejor que le llames a la hora de comer o por la tarde-noche - dijo Paco acercándole la tarjeta con el número de Patrick a Cristina.
-Sí, últimamente está muy ocupado por las mañanas - añadió Erika.
-Muchas gracias - dijo Cristina

Después de los agradecimientos habituales y las despedidas, Cristina y Eduardo abandonaron LASOLA para dirigirse a tomar el postre que tenían pendiente.

Encontraron una pequeña cafetería-heladería bastante cerca de dónde habían aparcado el coche y decidieron que sería un buen lugar para poder concluir aquella comida. La decoración estaba completamente basada en atardeceres y amaneceres: pinturas, fotografías, postales,... El ambiente mediterráneo se respiraba en cuanto entrabas al establecimiento. El olor a café, los suaves olores en forma de brisas de los diferentes helados que se mezclaban en el aire y las frases multicolor en multitud de idiomas que llenaban la superficie de las mesas formaban un conjunto que hacía a aquel establecimiento especial.

-Tomaré un helado de capuchino- pidió Cristina al camarero que se acercó nada más se sentaron.
-Dos...y un par de cafés ... gracias - añadió Eduardo mirando a Cristina buscando su aprobación.
-Gracias- dijo ella sonriendo en símbolo de la aprobación que buscaba. 

domingo, 9 de febrero de 2014

Eduardo. Capítulo 3. LASOLA

Las dos horas que tardaron en llegar a Tandersa la única conversación que llenó el recién estrenado coche de Eduardo fue los escasos comentarios entre canción y canción. Cristina no sabía que decir y Eduardo parecía concentrado en sus propios pensamientos.  
Lie a little bit longer, just a little bit longer...
I will win hell´s key, you can be heavens´key...
La nueva canción de moda sonaba cuando llegaron a la ciudad. Una canción que había catapultado a la fama a un pequeño grupo independiente al que le empezaban a llover las oportunidades. Cristina les había visto en las noticias, anunciados como revelación del año los "Reversos" había llegado a la fama de la noche a la mañana. Los temas más comentados eran su canción estrella "The key" y el origen de su nombre, aunque lógicamente ya empezaban a bombardearles con las típicas preguntas sobre novias, futuro, familia y preferencias. El típico filón de oro para el público adolescente.

Eduardo no tardó mucho en aparcar el coche en una de las calles paralelas dónde Cristina le había indicado se encontraba la tienda de fotografía. 

-¿No sabía que te habías comprado un coche nuevo? - dijo Cristina intentando que la conversación no terminase después de haberle indicado dónde se encontraba la tienda de fotografía LASOLA.
-¿Dos horas en darte cuenta?¿Eres siempre tan rápida?- contestó Eduardo sarcásticamente con una sonrisa.
-¿Y tu eres siempre tan gracioso?- preguntó retóricamente Cristina sin poder disimular su sonrisa. 
-Entre otras muchas cualidades- añadió Eduardo que parecía colaborar en avivar la conversación que tanto se había apagado después de terminar de comer.
-Fue un regalo. Mis padres siempre se sintieron un poco culpables al tener trabajos que les obligasen a hacerme tan independiente desde tan joven - explicó Eduardo sin perder la sonrisa. 

Desde que Eduardo había aparecido en el pueblo Cristina recordaba haber visto sólo un par de veces a sus padres. Lo poco que Cristina conocía de su vida era lo que él decidía revelar, aunque era así con todo el mundo. "Un chico bastante reservado" era la descripción más común que recibían sus nuevas admiradoras cuando preguntaban por él.

-Con lo que le costó a tu tío hacerse con aquella vieja chatarra - afirmó Cristina recordando como el tío de Eduardo se aseguró de que estuviera lo más cómodo posible al enterarse de que se trasladaba a vivir con él.
-!Ya!, es un buen hombre - añadió Eduardo recordando cuando conoció por primera vez a su tío. Sus padres le habían comunicado que tendrían que hacer unos cuantos viajes por lo que habían pensado sería mejor que se trasladase a un lugar dónde pudiese tener una vida más estable. Eduardo accedió sin discutir, hay jóvenes que les trastorna la ausencia de sus padres o los continuos cambios pero a él le gustaba ... y sobretodo, disfrutaba con su independencia. -Ahí tienes la tienda de fotografía - señaló de repente.

Entraron en la tienda y en seguida vieron a un joven dependiente intentando mantener la calma y el equilibrio para poder atender a dos clientes, a primera vista, poco pacientes. Los continuos resoplidos de uno de los clientes se entrelazaba con el impaciente taconeo del otro. Una voz femenina se escuchó a otro lado de una cortina que ocultaba parte de la tienda.

-!Ya están listas!- dijo la voz femenina.

Eduardo miró a Cristina y sonrió antes de abalanzarse hacia la procedencia de aquella voz. Llegó a la cortina al mismo tiempo que el joven dependiente, quién le miró extrañado.

sábado, 8 de febrero de 2014

Ana. Capítulo 3. Escondiendo la buena ventura.

Si la hubiese dicho a Cristina que su incansable búsqueda para encontrar una manera de poder contactar con Max había sido debido a la buena ventura que una vieja gitana la había preveido seguramente se hubiese reído e ella. Sin embargo Ana creía en la posibilidad de que la vieja gitana acertase, sobretodo después de comprobar que sus visiones y lecturas no eran como la de la mayoría de las charlatanas que claman tener poderes sobrenaturales...la vieja gitana poseía un don.

Sus visitas habían sido regulares desde que la conoció en una de las ferias ambulantes que pasaban todos los años por el pueblo de Tindal. La vieja Ordit decidió quedarse y dejar de llevar la vida nómada que siempre conoció, sus machacados huesos junto que el peso de los años eran la respuesta que siempre daba a su, como ella misma denominaba, "nueva obligada vida atada al final de sus días". Su acento extranjero y extrañas expresiones empujaban a Ana a prestarle toda su atención para poder comprenderla. Dedujo con el tiempo que su lengua materna procedía de algún país del este de Europa y seguramente ella también, al menos antes de hacerse nómada.

Su clarividencia y amabilidad hacían que fuese imposible no visitarla varias veces al mes. Ana encubría su fascinación por aquella señora con la escusa de su deber como miembro de aquella comunidad de asegurarse que alguien tan desprotegida estuviera vigilada y atendida. Incluso se hizo socia de una organización social sin ánimo de lucro con sede en Tandersa que no tenía representación en Tindal.

Después de cada visita, Ana siempre abría bien los ojos y agudizaba todos sus sentidos para poder vivir más intensamente todo lo que la anciana la había vaticinado. Sin embargo, fueron en los dos últimos meses donde Ana empezó a sospechar que algo no iba del todo bien. El rostro de preocupación de la anciana no parecía pronosticar nada bueno aunque sus continuas palabras de dicha y prospero futuro eran continuas. Fue entonces cuando predijo que un joven del pasado con amigos en común regresaría. Ana se aferró a esas palabras olvidando su creciente angustia por la preocupación de la anciana y decidió no esperar al destino.

viernes, 7 de febrero de 2014

Lily. Capítulo 1. La noche con Rubén.

Después de su relación con Max, Lily había decidido mantener todas sus relaciones en secreto. Las continuas "coincidencias" entre los consejos de su madre y el desenlace de los acontecimientos con su entonces pareja siempre la hicieron sospechar. Su sexto sentido se alertaba cuando su madre rondaba cerca de sus pertenencias y se agudizaba cuando tardaba en llegar por motivos no aparentes. No entendía completamente el porqué de aquellos sentimientos que parecían agudizarse con la edad. Pero había comenzado a confiar más en ellos después de saber que su relación con Max no había sido totalmente una "casualidad".

Conoció a Rubén un verano, tras la definitiva separación de Max. La idea de su madre de que viviesen juntos terminó empeorando las cosas conduciendo a una inminente separación. Lily sabía que su madre estaba segura del fracaso de aquel intento pero también aprendió a reconocer el ilógico deseo de su madre por atarles como pareja. Sin embargo, la libertad que experimentó con Rubén era diferente.

Desde el principio tuvieron una conexión especial. Pasaban horas hablando, días juntos, semanas sin separarse...y aún así, la sensación de libertad era indescriptible. Siempre juntos, excepto las noches. Lily intentó de mil maneras poder pasar alguna noche con Rubén pero parecía estar ocupado cuando ella sugería cocinar la cena, alquilar una película o una copa final en su casa después del concierto de jazz en el bar de moda. Cualquier plan que llevase implícito el hecho de pasar la noche con ella parecía ahuyentarle. Hasta que por fin Lily tomó la decisión por él.
Fiesta de pijamas en mi casa. Cena y desayuno incluidos. Por favor OLVIDESE el pijama. Lily.
Tres días y 50 mensajes fallidos por reorganizar el plan fueron suficientes para obligar a Rubén a meterse un pequeño cepillo de dientes en el bolsillo y dirigirse a casa de Lily.

jueves, 6 de febrero de 2014

Dr.Mirtel. Capítulo 1. Los errores del pasado se pagan.

La última muerte fue la de una joven llamada Matilda. Su hermano pasaría al día siguiente a recoger sus cenizas por el crematorio competente. Aunque el Dr. Mirtel no necesitó más de tres horas para comprobar que se trataba de otra infectada. Lo que había comenzado como un simple cambio hormonal en uno de los jóvenes que habían sido permitidos crecer en semi-libertad había desembocado en una cascada de muertes que estaba a punto de ser categorizada como epidemia por las autoridades competentes. Los síntomas físicos eran tan semejantes en todas las víctimas que nadie dudaba de su conexión. Sin embargo, el Dr. Mirtel siempre prefería hacer las rutinarias comprobaciones para asegurarse por completo. 

El día que empezó a sospechar lo que estaba ocurriendo quiso llamar inmediatamente a Kendra pero, al final, decidió comprobar rigurosamente todos los datos primero y hacer algunas pruebas que le diesen resultados más concluyentes. Además, conociendo el carácter de Kendra los resultados de no manejar aquel asunto con cautela serían catastróficos para los jóvenes; y nadie podía vaticinar los efectos secundarios de un mayor incremento en la inestabilidad hormonal de los..."especímenes x". Ese era el término con el que se referían a los niños que fueron creados bajo aquel experimento.

Ya había comprobado que los cambios hormonales de uno de los x estaba ligado a las extrañas muertes. Lo más difícil fue encontrar una historia creíble para conseguir la aprobación de la institución al uso de sus contactos con compañías de detectives. El alta de estas operaciones para doctores siempre es complicado pero el Dr. Mirtel llevaba mucho trabajando para la institución y conocía demasiado. Las muestras biológicas que obtuvo a través del detective y otros detalles que Kendra no podría haberle facilitado le fueron esenciales para encontrar el nexo de unión entre las muertes y los cambios en el joven x. Por precaución decidió no dar de baja los servicios de aquel detective que continuaba en activo sin que nadie en la institución lo supiese. 

Ahora que ya poseía todas las comprobaciones y las pruebas, la llamada a Kendra no le parecía tan buena opción. Su fuerte e impulsivo carácter no mejoraría la situación, seguramente la empeoraría.

-La mejor opción será contarle una verdad a medias, un horror paliado- pensó para sí.

Aunque ni siquiera esa opción le gustaba. La verdad era que nunca le gustó esa mujer y odiaba tener que tratar con ella, pero era la única manera de seguir de cerca la evolución de los x. Así que tenía que aparentar una amistad de colegas basada en años de trabajo juntos. Ella y los demás padres eran los únicos que sabían las auténticas identidades de aquellos niños, el circulo creado se había asegurado que nombre e identidades faciales fuesen sustituidas en todo momento siendo imposible reconocerles. Incluso su detective se vio obligado a respetar ese filtro de túneles y fronteras. Un filtro que aseguraba la completa autenticidad de la información recibida tanto como el secreto de quién procedía. En innumerables ocasiones el Dr. Mirtel había intentado acercarse a Kendra, ya que los otros padres ignoraban hasta donde llegaban sus acuerdos, pero había sido inútil la importancia de la completa privacidad era esencial. Sin embargo, las novedades empezaban a empujar hacia el cambio de aquel detalle. Se aseguró de proseguir su investigación para frenar aquel problema por su cuenta siendo muy cuidadoso con la información que le suministraba a Kendra. 

miércoles, 5 de febrero de 2014

Santiago. Capítulo 1. La muerte tenía un precio

No se podía creer que hubiese que rellenar tantos papeles tras la muerte de alguien. Había desechado la idea de la donación de órganos y denegado la autorización de otro tipo de donaciones que no llegaba a comprender del todo. Sin embargo, su hermana lo había dejado muy claro en diversas ocasiones.

-Cuando me muera quiero desaparecer, es decir...quiero ser incinerada. Nada de donaciones raras a la ciencia, ni de nichos comunales familiares... !Vete tu a saber que hacen con tu cuerpo esos científicos locos!, ya experimentan con nosotros lo suficiente mientras vivimos como para dejarles que sigan manipulándonos después de muertos - aclaró su hermana en medio de una conversación acerca de las extrañas muertes ocurridas en el corto periodo de un mes - además, no sé por qué tanto escándalo, dijeron que había sido una epidemia o una intoxicación ¿no?. Pues se acabó el problema, que manía con buscar dónde no hay-.

Y ahora la extraña epidemia se la había llevado a ella también. Nadie sabía como se había originado, ni como se propagaba, ni siquiera quienes eran los más vulnerables. Las víctimas no seguían un patrón que se pudiera analizar. Lo único que era seguro es la rapidez, limpieza y, seguramente, el poco sufrimiento de las víctimas. En menos de 24 horas y sin previo aviso el palidecimiento de la piel avisaba del inminente encuentro con la muerte que llegaba, en la mayoría de los casos, con un progresivo aletargamiento que conducía a un sueño profundo.

Todo estaba ya en orden para la incineración de su hermana que esperaba blanca y fría como el mármol en aquella pequeña sala de hospital. Le habían dado la hora y la dirección del lugar al que tenía que acudir al día siguiente para recoger las cenizas, que ya había decidido arrojaría al mar.  

martes, 4 de febrero de 2014

Cristina. Capítulo 3. Buscando en el baúl de los recuerdos

Llevaba tres horas intentando decidirse si acompañar a Ana y visitar a Max. 
Después de aquel verano su relación con Max se  había vuelto a enfriar. Cristina consiguió un trabajo en Inglaterra y el destino les volvió a separar. Aunque el trabajo no duró mucho; parecía que los problemas que había tenido durante aquel verano habían sido una especie de augurio de los desastres que estaban por llegar. Sin posibilidades de otro trabajo y tras la negativa de varios arrendatarios de alquilar su propiedad a una persona sin trabajo, aunque tuviese los suficientes ahorros para asegurarse el pago de seis meses por adelantado, empujó a Cristina a regresar a su pueblo natal. 

Su teléfono volvió a anunciar la llegada de un mensaje entrante. Miró la pantalla y abrió el mensaje.
Nof eras parg tasto la progrrmme. edu
Seleccionó la opción de detalles para comprobar, como ya se imaginaba, que el mensaje había sido enviado en la madrugada de la noche anterior. Por alguna extraña razón que no llegaba a comprender la mayoría de los mensajes mandados después de las doce de la noche sufrían una especie de retraso en su llegada. Normalmente estos detalles sin importancia pasan inadvertidos por su poca relevancia, sin embargo Cristina parecía tener una especie de compartimento extra en su cerebro que sobreanalizaba detalles sin importancia. Antes de su parte racional se lo impidiese contesto a Eduardo.
Supongo que no es la clase de programas que a ti te motivan. Para compensarte te invito a comer. ¿A la 1 en el restaurante italiano? Cristina
No es que no le agradase la compañía de Eduardo; al contrario, le parecía mucho más inteligente de lo que en un principio aparentaba. Sin embargo, su fama con las mujeres y la extraña relación que mantenía con su amiga Ana hacían que Cristina mantuviese siempre una distancia de seguridad. Su carisma y magnetismo le hacían irresistible siendo un peligro si se quería mantener la cabeza centrada y el corazón sano. Y aún sabiendo todo eso y procurando mantener las distancias Cristina sabía que ella tampoco era completamente vulnerable a sus encantos, simplemente había aprendido a controlar su necesidad por él. 
Recibió otro mensaje de Eduardo cuando estaba a punto de contestar a Max.
En el restaurante italiano me podrás explicar que tuvo de interesante ese programa tan aburrido. Eduardo
Conociéndole su mensaje era literal. Solía preguntar poco y escuchar mucho, una de las peculiaridades que le convertían en un hombre tan enigmático siendo su sonrisa entre pregunta y pregunta lo que le hacían tan atractivo. 

Seguía sin saber que hacer con la proposición de Max. La actitud de Ana no la había indicado en ningún momento que esperaba que la acompañase, aunque con lo tímida que era para ciertas cosas quién podría saber realmente que era lo que Ana pensaba. Por otro lado, si iba a Tandersa podría visitar aquel estudio de fotografía en el que la habían ofrecido trabajo años atrás. No era una garantía que todavía mantuviesen la oferta pero el interés mostrado por el dueño en algunas de las fotografías de Cristina en aquella ocasión, seguido de una rápida y firme oferta para trabajar para él, hizo que considerase la posibilidad de poder conseguir un trabajo allí. Y dada su actual condición, un trabajo era lo que necesitaba. Buscó en todos los cajones y armarios intentando encontrar aquella tarjeta...Estudio de fotografía LASOLA. Después de revisar todos los bolsillos, bolsos y carteras posibles sin éxito empezó a revisar en el contenido de las cajas guardadas en el fondo de uno de los armarios con documentos y papeles varios. Recordaba perfectamente que fue en uno de sus forzados viajes a Tandersa, en el verano que Max la visitó; intentando solucionar inútilmente un montón de problemas sin sentido aprovechó para hacer unos arreglos a unas cuantas fotos tomadas en sus múltiples viajes. Fue entonces cuando el dueño la ofreció aquel trabajo animándola a quedarse en Tandersa, pero su decisión de empezar a trabajar en Septiembre en Inglaterra la forzó a declinar aquella oportunidad. 

Su móvil volvió a recibir un mensaje.
¿Donde estás? Los canelones se enfrían. Eduardo
Cristina miró el reloj sorprendiéndose de lo tarde que era. 

-!Las 2!- exclamó. Se cambió de ropa y salió corriendo hacia el restaurante italiano dónde Eduardo la esperaba.

-!Oh! Cara mia -exclamó Eduardo que ya había pedido el vino y había estado esperándola pacientemente mientras le degustaba - espero que traigas dinero por qué dejarme por un programa decadente y hacerme esperar tiene sus consecuencias- la dijo con su sonrisa triunfante.
-Muy gracioso Casanova, me entretuve buscando una tarjeta que quizás me solucione el problema del trabajo- explicó Cristina saciando su sed después de la gran carrera que tuvo que hacer intentando minimizar su retraso.
-¿Qué trabajo?- preguntó Eduardo interesado.
Cristina saltó los detalles de su situación actual pasando a narrar la oferta que la hicieron años atrás.
-Creo que eres demasiado optimista- dijo Eduardo después de escuchar su narración.
- O estoy muy desesperada- añadió ella sonriendo.
-Quizás- respondió él con una sonrisa- pero ¿por qué necesitas la tarjeta?-.
-Un amigo me ha invitado a Tandersa y pensé en llamar al estudio fotográfico primero para asegurarme de poder hablar personalmente con el dueño uno de los días que estuviese allí- aclaró Cristina
-¿Tomamos el postre en Tandersa?- preguntó Eduardo sonriendo tan seguro de sí mismo como siempre.

domingo, 2 de febrero de 2014

Ana. Capítulo 2. Max, un nuevo descubrimiento

Calvin estaba de viaje y Eduardo había cancelado su cita por motivos de trabajo. Cuando Eduardo usaba el comodín de "motivos de trabajo", Ana ya aceptaba la derrota ante alguna otra mujer. Pero esta vez no la importaba, incluso se sentía aliviada de no tener que sentirse una vez más el trapo de usar y tirar. Además, el atractivo amigo de Cristina la había invitado a tomar un café mientras esperaba a que Cristina terminase de lidiar con el banco. 

-!Hola Max!, siento el retraso. Lo mismo que él ha pedido, gracias- dijo Ana sentándose junto a Max aprovechando que el camarero le estaba sirviendo un café con leche. 
-Marchando otro café con leche- respondió el camarero jovialmente. 
-!Hola!, no importa, acabo de llegar- agregó Max.
-¿Qué tal tus primeros días en el pueblo?- preguntó curiosamente Ana- ¿ya conoces todo?.
-Creo que casi todo...a no ser que haya una sorpresa oculta en algún lugar. Es un pueblo pequeño y acogedor...un buen cambio el poder pasar el verano aquí- respondió Max
-Quizás encuentre alguna sorpresa- afirmó Ana sonriente.
-Eso espero- añadió Max.

-Aquí tienen- señaló el camarero depositando dos cafés más encima de la mesa.
-Perdone, sólo hemos pedido uno más...-dijo Max al camarero que apuntó directamente a la barra del bar dónde Cristina les saludaba con la cartera en la mano - Eh ahí mi primera sorpresa...voy a ser invitado a este café- concluyó Max entendiendo el adelantamiento de su amiga.
-Vamos...- añadió Ana con una sonrisa mientras empezaba a saborear su café.

Cristina no pasó mucho tiempo con ellos. La verdad, parecía que la invitación había sido una manera de excusar el hecho de que tenía que volver a dejarles. Sus continuos problemas con el banco y su futuro trabajo casi la abarcaron todo el verano creando una oportunidad para que Ana y Max se conociesen más. 

El verano transcurrió velozmente para ambos: hablaron, pasearon,...incluso pasaron alguna noche de acampada en las afueras del pueblo, algo que según Ana era tradición. Max aceptaba encantado estas ofertas disfrutando de las miradas de rabia contenida que Cristina le lanzaba cada vez que recibía un mensaje de Ana. Las continuas ausencias de Cristina intentando arreglar todos aquellos inesperados problemas habían desencantado a Max transformando completamente su idílico verano de reencuentro. Sin embargo, la alegría de Ana y su conocimiento sobre la vida de Cristina le mantenían entretenido llegando a sorprenderse de como había llegado a aprender tanto de ella estando tan ausente. Incluso había encontrado puntos débiles en su amiga a través de Ana, pudiendo usarlos para conseguir acercarse más a ella.

Los mensajes de Ana eran continuos, no podía parar. Las vivas respuestas y el coqueteo a través de cada mensaje eran una adicción. La facilidad para hablar con él junto con su atractivo físico le convertían en un punto intermedio entre Calvin y Eduardo. La idea de que aquel verano terminase la ahogaba. Eduardo jamás la besaría como Max y Calvín nunca tendría su picardía.

Kendra. Capítulo 1. Viejas rencillas nuevos retos

-Si esa estúpida de Cristina se mantuviese quieta quizás podríamos vivir tranquilos y olvidar el pasado- los encolerizados pensamientos de Kendra bullían después de la llamada recibida de su antigua vecina. 
Había abandonado aquel pequeño pueblo cuando su única hija, Lily, acabó bachillerato. Su marido Alex había conseguido un trabajo en la oficina del alcalde de la ciudad de Tandersa como consejero, y aunque la distancia era de escasas dos horas decidieron mudarse. Además, tras varias llamadas de teléfono y varios "acuerdos", Alex había conseguido que su hija accediera a un puesto en la mejor Universidad de Tandersa. Kendra se alegro de poder dejar aquel lugar tanto como de que su hija se alejase de Cristina. Aunque Lily era dos años mayor que Cristina y Kendra se había asegurado de mantenerlas alejadas, el desasosiego de que tuviesen que ir al mismo instituto siempre la había incomodado. Mismo instituto después de compartir colegio y guardería...las opciones en aquel lugar habían sido mínimas. Pero fue la única manera de no llamar la atención durante el tiempo tan crucial que fue el crecimiento y desarrollo de aquellos niños. 

Las únicas cuatro familias que habían podido deshacerse de aquel macabro experimento encubierto decidieron mantenerse juntas en los primeros años ante el total desconocimiento de como evolucionarían sus hijos. Pactaron mantener las distancias para no levantar sospechas. Y había sido relativamente más fácil de lo que habían vaticinado después de acordar con un par de médicos el intercambio de informes regulares de evolución a cambio de seguridad, privacidad y exclusión total de las grandes esferas que habían planeado, en un principio, aquel experimento humano. Aunque las cuatro familias eran poderosas la ayuda de dos de los médicos para poder evadir aquel horror había sido crucial, por lo que siempre mantuvieron el contacto. 

El único problema había sido la niña adoptada por una de las familias tras morir su hijo. Su facilidad por llamar la atención sin pretenderlo no sólo era un problema sino que irritaba constantemente al resto de las familias, sobretodo a Kendra. Aquella niña, dos años menor que Lily, había conseguido que la procurasen una niñera continuamente para asegurarse de que no sobresalía demasiado. Tal era la preocupación por esta niña a la que habían decidido llamar Cristina que, para mayor precaución, ni siquiera ella sabía que tenía niñera. La llamaban niñera porque estaba encargada de "la niña": observaba y neutralizaba posibles peligros desde una distancia prudencial. 

Los continuos pactos para frenar a Cristina siempre funcionaron, así que Kendra y su familia pudieron abandonar aquel pueblo sin problemas acomodándose y disfrutando de su nueva vida. Como había sido previsto, Cristina tardaba el doble en conseguir cualquier objetivo. Desgraciadamente para Kendra, los obstáculos y las malas influencias que ponían en su camino no la frenaron cuando decidió irse a estudiar al extranjero. La intranquilidad y el disgusto de todas las familias durante aquel periodo se aplacó al encontrar la manera de poder controlarla gracias a unas cuantas llamadas y "acuerdos" que la mantuvieron al mismo nivel de seguridad. Hasta que pudieron acorralarla de nuevo y obligarla a regresar al pueblo sutilmente.

Fue la llamada de su antigua vecina lo que desató el pánico en Kendra: Cristina había puesto en contacto a Ana con Max. Ya había sido suficientemente difícil asegurarse de alejar a Max de Cristina y viceversa,... y ahora, tenía que encargarse de mantener Ana a una distancia prudencial. Kendra no soportaba los problemas que Cristina organizaba sin ni siquiera proponérselo.