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miércoles, 2 de abril de 2014

Kendra. Capítulo 3. Il Capriccio di Capri.

Kendra llegó al restaurante Il Capriccio di Capri media hora antes de la hora en la que había reservado la mesa el día anterior. Años atrás, durante sus años en activo en el campo del intercambio confidencial de información había aprendido a observar el terreno neutral del encuentro antes de la cita.

- Mesa reservada a nombre de Eloisa Mendez, por favor- recitó al acercarse al camarero detrás del atril que custodiaba la entrada.

-Buenos días Señorita Mendez, su mesa estará lista en unos minutos. Si es tan amable de seguirme, le acompañaré a la zona del bar donde puede degustar alguna de nuestras bebidas mientras espera - le contestó el amable camarero.

-Muchas gracias- respondió Kendra.

Mientras degustaba una copa de vino blanco de un nombre desconocido para ella pero muy recomendada por el camarero, observaba su entorno. El acogedor y detalladamente decorado restaurante hacía honor a su nombre. No había nada que no estuviera relacionado con el país mediterráneo que aquel establecimiento representaba. Desde su observatorio particular vislumbró el aparente ajetreo de parte del comedor que distaba bastante de la tranquilidad que reinaba en aquel rincón del bar, donde dos silenciosos hombres saboreaban sus bebidas a lados opuestos de la barra. 

-Señorita Mendez, su mesa está preparada. Si es tan amable de acompañarme - anunció el amable camarero que custodiaba la entrada ofreciendo una bandeja para que Kendra depositase su copa.

Kendra le siguió hasta la entrada del comedor dónde, tras unas breves palabras, otro camarero le relevó en su tarea de guía y portador de la copa de Kendra ... como si de un testigo en una carrera de relevos se tratase.

Un tercer camarero esperaba junto a la mesa reservada retirando la silla a su llegada para que Kendra se acomodase.

-Le presento a Lucas, él será su camarero durante su comida- dijo el camarero depositando la copa de vino de Kendra sobre la mesa.

-Buenos días Señorita Mendez- saludó Lucas sonriendo.

Tras los saludos y despedidas de cortesía ambos camareros desaparecieron. 

Kendra descubrió que aunque el comedor era amplio las mesas eran pocas. El exclusivo y personalizado trato que habían mostrado con Kendra iba ligado a todo su servicio. Cinco camareros se encargaban del amplio comedor subdividido en dos por una parra aparentemente natural. Había una sola mesa, al fondo del comedor, en una zona con techos y grandes puertas transparentes que aparentaba poder convertirse en terraza los días soleados. En la parte del comedor dónde Kendra había reservado su mesa, había otras tres mesas de no más de cinco comensales.

-Buenos días cariño - la saludó un desconocido acompañado del mismo camarero que guió a Kendra hasta su mesa - siento haberme retrasado - añadió ofreciéndola un ramo de flores mientras depositaba un regalo sobre la mesa -! Felicidades! -concluyó.

-!No seas exagerado!La espera no ha sido tan larga - respondió Kendra con una sonrisa mientras recogía el ramos de flores y abrazaba a aquel desconocido.

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