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domingo, 16 de marzo de 2014

Eduardo. Capítulo 7. El mensaje de Gustav ...

El mensaje de Gustav llegó justo cuando Eduardo pagaba la cuenta de su comida en aquel restaurante contiguo al que Cristina y sus amigos habían elegido. 
Terminé de recoger los documentos que necesitaba. Estoy de comino al piso. Ven cuando quieras. Gustav.

Eduardo se incorporó sigilosamente y sin llamar la atención, no quería que el incógnito de su intromisión en la privacidad de sus objetivos cambiase. Rápidamente respondió al mensaje de su amigo.
En camino. Vete ordenando esos documentos por orden cronológico. Eduardo.
Había prometido a Gustav ayudarle en uno de sus casos. Aquel detective autónomo solía apreciar el instinto innato de Eduardo y Eduardo aprovechaba sus contactos cuando alguno de sus múltiples trabajos lo requería. Acostumbrado a viajar tanto por el trabajo de sus padres le había sido imposible acostumbrarse un solo y único trabajo que le arrastrase a la monotonía, así que había aprendido a sobrevivir encontrando todo tipo de empleos. Encajaba horarios y tareas con tal destreza que el tiempo que empleaba en asegurarse que obtenía el suficiente dinero para vivir era bastante inferior al de cualquiera con un trabajo convencional.

Eduardo zigzagueaba por las calles y callejones de aquella ciudad de camino al piso de su amigo mientras pensaba en las conversaciones de Cristina y sus tres acompañantes. Le habían sorprendido alguna de las nuevas revelaciones sobre Cristina tanto como que no quisiera hablar de él. Y le había reconfortado corroborar que su memoria no le fallaba: la chica que vio junto a Sián había ido al mismo instituto que ellos dos. Sin embargo, ninguna se había reconocido en la estación de tren. Había sido al final de la comida cuando entre bromas y risas la desconocida relación entre ellas se había revelado. 

Le apenaba que Cristina no le hubiese invitado a aquella comida. Hubiese sido una ocasión perfecta para conocer de una manera más cercana a aquellos tres individuos. Además, le gustaba la manera tan particular que Sián tenía para obtener información sin llegar a crear momentos incómodos. Definitivamente era una característica poco común.

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