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sábado, 26 de abril de 2014

Eduardo. Capítulo 8. El despliegue.

El material del que estaba hecha su prótesis facial empezaba a incomodarle. Nunca le gustó el tener que recurrir al cambio facial para trabajos de incógnito pero se alegró de haberlo hecho esta vez, sus sospechas se habían confirmado : la compañía estaba detrás de los casos que su amigo estaba investigando. Había decidido proceder con mucha cautela, Gustav no podía enterarse de la existencia de la compañía.
Lo que más le había sorprendido fue comprobar que Kendra en persona había acudido a la cita, saltándose todos los posible protocolos de seguridad. También le sorprendió que no se alarmase al ver a "El transeunte", estaba convencido que Kendra le conocía tan bien como todos los de su gremio, y aunque Tandersa no era muy grande, se debería haber supuesto lo que su presencia delataba.

El camarero no tardó mucho en conducir a Kendra hacia el comedor y , como era de esperar, "El transeunte" abandonó el lugar tan pronto como Kendra desapareció tras el camarero. De repente, Eduardo recibió un mensaje. Sacó su móvil del bolsillo al mismo tiempo que pagaba su consumición. 
Ya puedes te mandé las fotos de nuestro último viaje. Disfrútalas. Un abrazo. ET

El mensaje de "El transeunte" declaraba que la información que habían pedido ya había sido enviada a la dirección que le habían facilitado.

Eduardo salió del Il Capriccio de Capri con las llaves de uno de los numerosos pisos vacíos, a la espera de ser alquilado o vendido, que había en aquella ciudad. Vivir permanentemente en un lugar tiene sus ventajas y sus inconvenientes para alguien que se dedicase al espionaje: el incremento del peligro a ser descubierto es una desventaja pero la comodidad de no tener que pasar días investigando los pisos vacíos más cercanos al sitio deseado para después tener que forzar la entrada por unas horas era claramente una ventaja. Hacia tiempo que Eduardo había entablado amistad con uno de los encargados de la agencia inmobiliaria más famosa en Tandersa y, desde entonces, la escusa de necesitar un lugar donde pasar unas horas con su última conquista había sido suficiente para conseguir las llaves de un piso. Lo difícil siempre era conseguir acceder al más cercano del lugar en el que se iban a desenvolver los hechos.

Al llegar al piso encendió el equipo de grabación conectado con las diversas cámaras repartidas por el restaurante Il Capriccio di Capri, la cafetería-heladería La Bella Venezia y las calles adyacentes a ambos establecimientos. A continuación, añadió su móvil a la red descubriendo que había detectado un "intercambio". Abrió la aplicación para descubrir los detalles, observando que había sido producido en Il Capriccio di Capri a la misma hora en la que él había abandonado aquel establecimiento. No aparecían más detalles por lo que debía haber sido un intercambio entre redes bastante seguras o cercanas. Decidió concentrarse en las imágenes de las cámaras del restaurante que enfocaban la mesa de Kendra e intentar obtener más información sobre aquel "intercambio" más adelante.

miércoles, 23 de abril de 2014

Gustav. Capítulo 2. Trabajo de campo ...

El ramo de flores que dejaron en la puerta de Gustav anunciándole la cita al día siguiente en Il Capriccio di Capri y el mensaje que recibió para cubrir otro trabajo en el mismo restaurante y a la misma hora, confirmaban definitivamente las sospechas de la posible conexión entre ambos casos.

Eduardo había decidido no compartir su opinión con Gustav hasta que obtuviesen la información de aquellos dos trabajos. Además, contaban con el tiempo justo para preparar la zona de trabajo de campo: Gustav contacto con uno de los recolectores de nivel 1: "El transeunte", después de haber decidido que Eduardo hiciese de "segunda capa" (una especie de observador de observadores).

-No te preocupes por los detalles del "pre-encuentro", ya estuve en la terraza de ese restaurante italiano ... yo me encargo - dijo Eduardo antes de mandar un mensaje.

-¿Hay algún lugar en esta ciudad que no tengas vigilado? - preguntó Gustav sonriendo.

-Seguridad, me preocupo por la seguridad - le contestó mirando a su móvil mientras tecleaba rápidamente.

                                                        ***

Gustav seguía al camarero, que se había autopresentado como Lucas, con el ramo de flores recibidas el día anterior para Eloisa en una mano y el paquete con la información que iba a entregar en forma de regalo en la otra.

martes, 22 de abril de 2014

Leonidas. Cápitulo 2. "El transeunte"

Leonidas esperaba pacientemente en la terraza del restaurante Il Capriccio di Capri terminando su café mientras leía el periódico esperando que alguno de sus contactos terminase con el trabajo que les había encargado. No tenía mucho tiempo para recabar toda la información, así que esta vez se salto alguno de los pasos de seguridad, y acudió a la recogida de información tras la toma. 

Escuchó el sonido de un móvil.

-¿Si?¿Digamé? - Leonidas abandonó brevemente su lectura dirigiendo su atención hacia aquel sonido seguido de aquel saludo ... era "El transeunte", uno de los pocos recolectores bien conocidos en el gremio de los detectives, en el que Leonidas se había empezado a introducir para poder completar alguno de los trabajos para su maestro. "El transeunte" era la persona idónea para los trabajos rápidos y de nivel 1: encargos de última hora sin peligro. Quizás por esta razón era conocido.

- ... !Si!, sin problema. Estaré allí en unos minutos -concluyó antes de continuar su camino perdiéndose entre la multitud.

Leonidas continuó mirando el periódico tras escuchar aquella conversación observando de reojo como "El transeunte" se alejaba. De repente su móvil vibró ... 

-Ya llegó la información de "El transeunte"- pensó mientras continuaba, aparentemente, leyendo el periódico.

domingo, 20 de abril de 2014

Dr. Mirtel. Capítulo 6. El Lector

Llegó al centro comercial y se acercó al establecimiento anunciado en la revista que había adquirido. La colección anunciada ya estaba colocada estratégicamente a la entrada del establecimento. El Dr. Mirtel observó la zona decorada con las prendas del color elegido para representar aquella primavera.

- Buenos días- escuchó a sus espaldas- ¿puedo ayudarle en algo?- continuó la joven dependienta que el Dr. Mirtel se encontró al mirar hacia el lugar de dónde provenía aquella voz.
-Buenos días- respondió confundido el Dr. Mirtel intentando encontrar alguna conexión que le diese más información y le ayudase a entender hacia donde debía dirigirse - estaba mirando la nueva colección - concluyó.
-!Ah! en ese caso aquí tiene más información -respondió la joven mostrándole la revista del aquel establecimiento -Ya hemos recibido la mayoría de las prendas que comprenden está colección de primavera, y las restantes las iremos recibiendo durante esta semana - explicaba la joven señalando la zona elegida para mostrar aquella colección - Puede quedarse con esta revista si lo desea u obtener una de las copias que tenemos en los stands repartidos por todo el establecimiento - concluyó.
-Muchas gracias-contestó el Dr.Mirtel alcanzando con su mano la revista que descansaba en las manos de aquella dependienta.
-Un placer. Espero que encuentre lo que busca - respondió la dependienta cediéndole la revista antes de perderse por uno de los pasillos del establecimiento.

El Dr. Mirtel contempló aquella copia. Los mismos modelos y complementos que ya había visto en la revista que él había adquirido previamente. De repente, unas voces le empujaron a fijar su vista en un par de jóvenes que, a la entrada del establecimiento, rodeaban uno de los stands.

-!Ves! !Te lo dije! Estos códigos QR se van a convertir en una revolución. Las utilidades que tienen hoy en día no son nada en comparación con lo que se va a poder lograr con ellos en el futuro- clamaba eufóricamente uno de los jóvenes mientras sostenía una de las copias de aquella revista.

El Dr. Mirtel se fijó en la copia que tenia en sus manos y observó el código QR. Sacó su móvil del bolsillo y utilizó el lector de códigos para poder leer la información contenida en aquel dibujo abstracto.

viernes, 11 de abril de 2014

Dr. Mirtel. Capítulo 5. ¿de moda?

Un fuerte grito seguido de una desafinada orquesta de cláxones arrancó al Dr. Mitel de sus pensamientos y especulaciones. Se incorporó acercándose a la ventana y observó la gran fila de coches parados. Los cláxones y el griterío continuaba... 

Dos hombres salieron del primer coche que parecía haberse chocado con uno de los arboles que separaban la carretera y la acera. Otras dos personas emergieron del coche siguiente que había chocado con el primero dificultando así la circulación por esa pequeña carretera unidireccional. Repentinamente, mientras más gente emergía de sus respectivos vehículos obligadamente estacionados, observando la disputa entre los dos primeros, el Dr. Mirtel escuchó el sonido de su móvil. Abandonó la vista desde su ventana para alcanzar su móvil que dejó de sonar tan pronto como su mano lo rozó. Miró la pantalla:
Llamada perdida. Número de móvil oculto.
Una nueva oleada de voces y cláxones desviaron su atención hacia la ventana. Volvió a mirar aquel caos , esta vez reparando en la extraña coincidencia de que todos los vehículos compartían el mismo color: rojo...

Regresó a la mesa donde había dejado la revista y miró fijamente la portada. En un segundo plano, escondida tímidamente tras la noticia principal, la nueva colección de primavera se anunciaba:
Rojo pasión abre las puertas esta primavera
Se acomodó de nuevo en su sofá mientras el ruidoso alboroto continuaba llenando la calle. Abrió de nuevo la revista por la página donde la nueva colección comenzaba: cuatro hojas llenas de modelos, ropa y complementos relacionadas con el color rojo. No parecía haber nada que fuese relevante para complementar la información que necesitaba ... hasta que se fijó en el pie de página de la última hoja de aquella colección:
Esta colección puede encontrarla en los siguientes establecimientos...
Solo uno de los establecimientos de aquella lista estaba en Tandersa y, según anunciaban, estaría disponible aquel mismo día. El Dr. Mirtel no se lo pensó: se incorporó, cogió las llaves de su coche y lo estrictamente necesario para una salida estándar y se dirigió hacia aquel establecimiento.

jueves, 10 de abril de 2014

Rafaello. Capítulo 1. El futuro de Leonidas.

Poco sabía Leonidas de los verdaderos planes que el Profesor Rafaello tenía para él. Aquel joven que había llegado para convertirse en su ayudante era uno de los numerosos candidatos que el grupo de los doce había seguido durante toda su vida.

Cuatro veces al año recibían información sobre recién nacidos de todas partes del planeta, Leonidas había sido uno de esos niños "elegidos". Ninguno de los doce parecía conocer la procedencia de aquella información, aunque no era de extrañar conociendo las directrices de actuación de aquel conjunto. El secretismo que rodeaba a aquel grupo y a cada uno de sus individuos sorprendía al principio pero Rafaello termino entendiendo su importancia. Comprendió que no conocer la verdadera identidad de ninguno de sus camaradas, no tener un lugar fijo de reunión y desconocer los detalles importantes de la mayoría de los "elegidos" que llevaban sus compañeros era esencial para proteger un plan a gran escala del que formaban parte.

Uno de sus compañeros depositó a Leonidas a su cuidado tres años antes de poder conocerle en persona. Parecía tener bastantes cualidades pero fue durante los primeros meses trabajando de ayudante en el departamento de sociología cuando Rafaello comprendió que Leonidas iba a convertirse en una pieza fundamental para el grupo de los doce.

sábado, 5 de abril de 2014

Leonidas. Cápitulo 1. Sociología

Llevaba semanas documentándose sobre los tres objetivos que su superior le había facilitado para la preparación de su presentación. Eran escasas las ocasiones en las que su superior le encargaba este tipo de estudios y sabía que tales encargos no eran nada comunes dentro de su gremio pero los resultados de sus aparentes excentricidades lograban siempre una buena acogida acompañada de la creación de los contactos adecuados.

Hacía cinco años que había llegado a aquella ciudad atraído por un puesto como ayudante del profesor de sociología. Al principio los excéntricos métodos de Rafaello, el profesor de sociología y director de toda el área de Humanidades en aquella universidad, le sorprendieron inmensamente. Sin embargo, con el tiempo, llegó a ver que la diferencia en sus métodos era la que hacía únicos sus resultados. Aunque también sabía que los métodos de su maestro producirían resultados catastróficos llevados por otras manos que no fuesen las del propio creador. Su aparente excentricidad pasaba a un segundo plano cuando se vislumbraba el cuidado al detalle, la intensa corroboración de toda la información y la seguridad de la total privacidad y anonimato en cada uno de sus métodos. 
Su creciente admiración hacia su superior y la habilidad de este por ver dónde otros solo miran había conseguido que la honesta lealtad entre ellos se hiciese más fuerte con el tiempo, creando una relación simbiotica inquebrantable.